Sábado 15 de agosto de 1998

 








 

 


MENSAJE
Demasiado bello para morir

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

E
l bebé sacó una mano del seno materno: una mano pequeña, no más grande que la uña del pulgar del cirujano. El busturí y las agujas trabajaron rápidamente. Debían cerrar una hernia en el diafragma que impedía a los pulmones crecer normalmente. Y al futuro Blake Schultz, que no había nacido todavía lo operaron con éxito dentro del útero materno.

Fue la primera operación exitosa de hernia del diafragma, hecha a un bebé que aún no había nacido. Cuando el médico Michael Harrison vio el rostro del bebé de seis meses de gestación, dijo: "Es demasiado bello para que muera".

Aquí tenemos otros de los geniales éxitos de la cirugía moderna. Un bebé, con una malformación congénita, fue operado sin ser removido totalmente del vientre materno. Las posibilidades de que la operación tuviera éxito eran de uno en mil, pero siempre hay fuerzas intangibles e imponderables actuando en ciertos casos en los que no hay esperanza. En este caso todos dieron mérito a la fuerza de la oración.

Aparte del éxito maravilloso de esta intervención quirúrgica, no dejó de llamarme la atención la reflexión del médico: "Es demasiado bello para que muera". Quizá fue por eso, impresionado por la belleza, o quizá aun más la dignidad de un ser humano aunque todavía sin nacer, que el doctor Harrison redobló esfuerzos y echó mano de toda su ciencia y de toda su pericia.

Dios dice lo mismo acerca de cada ser humano: "Es demasiado bello para que muera". Y aunque nostros seamos rebeldes, desobedientes, malos y depravados, y estemos plagados de vicios y pasiones malsanas, Dios, Creador Supremo, nos ve siempre bellos, porque El ve la imagen de lo que podemos llegar a ser.

"El Señor no quiere que nadie perezca -dice el apóstol Pedro - sino que todos se arrepientan" (2 Pedro 3:9). Dios quiere salvar a toda la humanidad, y en potencia lo ha hecho ya por medio del sacrificio de su Hijo Jesucristo.

Por eso Cristo murió, resucitó y ascendió triunfante a los cielos, para corregir cualquier deficiencia que nos ha dejado el pecado, para darnos una vida de victoria y paz, y para prepararnos para su gloria eterna. El quiere que tengamos un nuevo corazón.

 

 

 

 

 

CULTURA
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