Sábado 15 de agosto de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Estatua para Pedrarias

H
oy, 15 de agosto, se celebra otro aniversario de la fundación de la "muy noble y leal Ciudad de Panamá" en el sitio donde la voluntad decidida de Pedro Arias de Avila, español segoviano, de estirpe conversa, quien peleó junto al monarca ibérico en la Toma de Granada, lanzó hierba a los cuatro puntos cardinales y asentó la picota de la justicia, como preveían las normativas reales y a partir de lo cual se hicieron las mediciones cuadriculares del urbanismo español.

Al cumplirse los cuatrocientos setenta y nueve años de aquel evento histórico, la urbe original fue destruida, trasladada y reconstruída, resultas del flagelo de los piratas que obligaron a su mudanza a la península que ocupa el Casco Viejo, según los dictámenes del arquitecto Antonelli; mientras espirales de riquezas venidas de Suramérica recorrieron sus caminos para pagar el boato de la corte madrileña acogotada por las deudas bancarias con los mercantilistas germanos.

Pedrarias Dávila es personaje digno de mejor destino; su arrinconamiento histórico, producto de emotivas consideraciones, olvida los hitos de sus quehaceres centroamericanos y panameños y lo priva de la estatua merecida, mientras otros personajes, Vasco Núñez de Balboa, descubridor del Mar del Sur, la Reina Isabel, motor y apoyo de las búsquedas descubridoras, conservan en el duro bronce sus recuerdos valiosos.

La decapitación de Balboa, consecuencia procesal de su conducta de sedicia contra el poder real, y las desobediencias a los dictados del emisario del monarca, es mancha, mácula que impone tacha a Pedrarias Dávila, y sirve de sostén a la leyenda negra de infernal caracterización que se hace del guerrero, que vino a tierras de Castilla de Oro, con setenta y cinco años de edad, y no dudó en viajar a Nicaragua a castigar a los hermanos Cordoba, quienes se levantaron con propios estandartes desconociendo la autoridad del rey, a los que decapitó, sin dilación, ni temor.

Hoy, en medio del jolgorio y las festividades, cuando las palabras elocuentes de los tribunos rehagan la importancia de la gesta fundacional, se impone que alcancemos el compromiso de erigir la estatua merecida a Pedro Arias de Avila, fundador de la Ciudad de Panamá.

El puente terrestre que constituye el istmo panameño sirvió de pivote a los descubrimientos y conquistas de América del Sur; en la Ciudad de Panamá, la iniciativa de Pizarro, Almagro, Luque y Pedrarias, hizo los arreglos expedicionarios para conquistar el Perú incaico.

La celebración de este aniversario fundacional permite reflexionar con sereno ánimo, con patriótico acento, y decidida voluntad creadora, sobre el destino urbanístico y social que pretendemos lograr en la caótica urbe capitalina, con carencias abismales y depauperación creciente, de miseria galopante, y violencia desatada para así alcanzar soluciones idóneas, de valía y progreso.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Más de 75 mil trabajadores construyeron el Canal de Panamá.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, arriesgo la vida de estudiantes.


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