La muerte ronda por la autopista Arraiján - La Chorrera. Así lo vemos con los dos terribles accidentes que se han saldado con la vida de varios panameños en los últimos días.
Las carreteras de nuestro país ya no son seguras. De noche, las vías se convierten en trampas mortales donde hasta los peatones y conductores inocentes son víctimas de accidentes fatales, al quedar involucrados por el choque sorpresivo de otro vehículo, manejado por un imprudente.
Y es que en nada se ha resuelto la problemática de la conducta irresposable en el manejo de parte de los palancas de autobuses, taxistas y jóvenes inmaduros que utilizan sus vehículos como les de la gana, sin pensar en los daños terribles que ocasionan a los demás.
�Y dónde está las autoridades de la Policía del Tránsito y los funcionarios del transporte para controlar el desorden que prevalece en nuestras avenidas.
Sólo basta dar un ejemplo de la desidia y el poco importa de las autoridades antes mencionadas.
En la vía Tocumen, hay dos cruces donde han ocurrido graves accidentes. En la entrada de Altos de Las Acacias y en los Robles, frente a la Plaza Tocumen de Don Bosco, no hay semáforos que controlen el acceso y salida de vehículos.
Los vecinos de las barriadas se han cansado de pedir al Tránsito que colque esos semáforos, para permitir la circulación vehicular, pero las autoridades no ponen atención a las súplicas de la ciudadanía.
Ojalá que el próximo Gobierno, que dirigirá el licenciado Martín Torrijos, ponga a personas con experiencia y profesionalismo al frente de la Policía del Tránsito y en la Autoridad del Transporte para regular el caos que vivimos en las calles.
Igualmente el Ministerio de Obras Públicas debe poner de su parte para reparar la señalización vial.