Voy a una agencia de turismo de un importante grupo hotelero. Me encuentro con un joven que no sabe atender a un cliente. De repente, llama un empresario de apellido Ritts, desde el extranjero, y me percato que el tipo ni siquiera le saluda a nombre de la compañía y poco pudo tratar con el posible visitante.
Luego, me siento en un restaurante en Vía España. Mala atención a los clientes frente a otro centro comercial. La descortesía reina y los empleados ni siquiera saben inglés.
Qué diferencia cuando vamos a Albrook Mall. En medio de un carrusel, un grupo de exitosos restaurantes de comida rápida dan el ejemplo de lo que debe ser nuestro turismo interno y externo: "Señor, tenga y pruebe", me invita una asiática que promueve su negocio: la primera vez que veo esto en mi país, cosa rara.
Ahora que sabemos que el autor de "Pedro Navaja", Rubén Blades, será el Ministro de Turismo de Panamá, ya la gente hace las apuestas de cuanto logrará el artista en el Instituto Panameño de Turismo (IPAT).
Partiendo del hecho de lo arriba mencionado, de que no hay un programa serio de turismo local e internacional, �Cómo Panamá puede pretender superar los "años luz" de trabajo y excelencia que nos llevan por encima países vecinos como República Dominicana y Costa Rica en turismo?
Blades, cuyo carácter ya constatamos cuando participamos en el Movimiento Papa Egoró, tendrá severos escollos para implementar siquiera una regulación sobre los restaurantes que permiten a clientes fumadores y no fumadores estar en un mismo recinto.
Quiero ver el momento en que "Pedro Navaja" se enfrasque con el gremio hotelero y con los grandes negociados en Fuerte Amador, Farallón y otros lugares, para permitir que sólo personal panameño trabaje en esos lugares y no extranjeros.
Y es que el IPAT no sólo vivirá haciendo conciertos y promociones especiales en Miami, Los Angeles, San Juan y Bogotá (pues claro, ya sabemos que eso es lo primero que hará Blades). Se necesita un proyecto vasto de reeducación del personal hotelero, de los empleados de restaurantes y de la atención de la ciudadanía hacia los extranjeros.
�Cómo pretendemos siquiera hacer eso, si acabamos que aplicar una ley migratoria que, en parte es buena para bloquear gente indeseable desde el exterior que viene a hacer otras cosas, pero asusta igualmente a los turistas?
Por ello, las apuestas están hechas. Veremos en mediados del 2006 la renuncia de "Pedro Navaja" ante el despacho de Martín, decepcionado ante algo que no se puede implementar, dizque porque es artista y no conoce bien el tema cultural.
Y un claro ejemplo de qué cosas se están perdiendo en la infraestructura turística es la pista de Río Hato, la que fue en un tiempo un gran aeropuerto militar. �Porqué los hoteles de la ribera coclesana no presionan a Blades, el IPAT y a Torrijos, para que restaure el viejo aeropuerto para permitir vuelos transcontinentales y que los turistas bajen directamente a las puertas del Decámeron y Playa Blanca?
Pero, bueno, vivimos en Panamá y aquí las cosas son como son.
