Caminaba por el "lobby" del hotel el domingo cuando se cruzó con su rival. Ese era Celestino "Pelenchín" Caballero, que por primera vez cruzaba miradas con Francisco Leal, ante quien expondrá sus dos coronas mundiales este sábado en Baja California, México.
"Lo veo como un rival de respeto. No me impresionó, pero se ve fuerte", dijo Caballero ayer en una entrevista con Crítica.
"De todas maneras vengo a hacer mi trabajo" , sostuvo desde el Hotel Palmira, donde está hospedado desde el domingo, junto a su rival.
Los medios de inmediato salieron al paso para ver a ambos gladiadores frente a frente.
El colega Roberto García Ley, del diario La Voz de La Frontera, escribió que los astros del boxeo son así: Celestino Caballero llegó a Mexicali y en pleno aeropuerto fue objeto de muchas simpatías por los viajeros que se percataron de su presencia. En ese marco, dio autógrafos y fue blanco de varios celulares, cuando se le pidió la foto.
Caballero llegó el domingo por la mañana. Su estatura impresionó, cuando más bien parece basquetbolista. Se le vio de buen humor, atento con la gente, presto y dispuesto a atender a los que lo saludaron.
"Vengo a cumplir lo mejor que se pueda. No es un pleito más. Mal haría si lo viera de esa forma. Me obliga a vencer y a agradar. El público debe tener una pelea que responda. Mi parte está segura", dijo Celestino.
Bastó un grito de un aficionado, que lo identificó, para que Celestino robara la atención. Ningún mal gesto del monarca, que fue accesible y movió la pluma en muchas ocasiones.
Caballero no se ve presionado por estar en territorio del rival. "He peleado en muchos sitios y ese no es problema. "El único que me va a tratar de pegar es Francisco Leal. Es lo mismo donde sea. Me siento bien al venir a Mexicali".
El monarca supergallo de la AMB y FIB no tuvo mucha actividad en su primer día en la escena local. Se movió en el gimnasio y ayer lunes lo hizo en el gimnasio del INDE.
Leal, por su lado, trabajó en el gimnasio de Bella Vista.
Celestino y Francisco se conocieron más tarde, cuando coincidieron en el sitio de recepción del hotel donde se hospedan. Se dieron la mano por ahora y ninguno se vio preocupado.