La depresión es la principal causa de mal humor en los ancianos. A ello se unen problemas hormonales y cambios en la química del cerebro.
Otras veces, surge por un estado de falta de esperanza a que las cosas puedan salir bien, el cual instala un sentimiento de frustración, y con dicha actitud es probable que las cosas salgan tan mal como se esperaba.
Este problema se presenta en las personas de la tercera edad con expresiones tensas, gestos rígidos y fácil a la irritación y a la cólera.
"El malhumor es un malestar subjetivo persistente que ocasiona inestabilidad en las relaciones interpersonales para quien lo padece, ya que el temperamento se torna irascible de manera brusca y genera discusiones, respuestas impulsivas, agresivas, enérgicas", afirma la doctora Jazmín Velarde, psicóloga especialista en relaciones familiares.
Todo esto impide que la persona obtenga placer aun de las cosas más elementales y en ocasiones por ser hipersensibles, invierten mucha de sus energías en evitar situaciones que puedan ser problemáticas y viven en un tenso estado de alerta.
En otros, suelen ser muy perfeccionistas y están centrados en una lucha interna entre el deber de rendir al máximo y la sensación de incapacidad de poder lograrlo porque sus habilidades han mermado un poco. De ahí surge un clima interior de autorreproche, de sentimientos de inferioridad y de poca valoración personal.
De la insatisfacción también surge este malestar, pues un sentimiento de decepción, reproche y hostilidad se apodera del individuo y se traducen en "ataques" de malhumor, por motivos insignificantes, contra las personas que le rodean.
Esta personas en sus años mozos no eran consideradas como violentas o agresivas, sino que por el contrario solían ser correctas en su trato diario y por ello su conducta resulta con frecuencia incomprensible para quienes los conocen.
Como resultado, se produce un deterioro importante de sus relaciones afectivas, familiares y amistosas.
A su vez, las reacciones impredecibles e impulsivas hacen difícil para los demás el sentirse cómodos con ellos. Aunque sean sociables, la mayoría de sus conocidos se sienten en ascuas, esperando la aparición en cualquier momento de un gesto huraño o que se tornen obstinados o desconsiderados.
Por todo ello, es importante encontrar mecanismo para combatir el mal humor. Entre ellos se encuentra desarrollar intereses. Las actividades son muy importantes en la salud mental, lo que contribuye a la autoestima y al desarrollo de la felicidad.
Manténgase positivo. La gente feliz mantiene una actitud positiva y acepta la tristeza y el sufrimiento como partes normales de la vida, mientras que hacen lo que pueden para solucionar sus problemas.
Confíe en amigos, familiares y grupos de apoyo. No se deje vencer por sus problemas.
Haga una vida social positiva. Muestre calor hacia otras personas, teniendo un interés en ellas, desarrolle y comparta intereses y actividades.
Detenga el mal comportamiento. Al quejarse, llorar, hablar de sentimientos tristes, o discutir los problemas, sus amigos y seres queridos probablemente responderán con simpatía. Si suelen deprimirse, comen y gastan dinero en exceso, abusan de sustancias adictivas, o tienen sexo sin amor para sentirse mejor.
Sea realista. Examine sus expectativas o prioridades en la vida y, de ser necesario, ajústelas más a la realidad.
Haga cambios. Cambie los malos hábitos que le deprimen. Sustituya los pensamientos negativos por positivos todos los días.
Conviértase en activo. El ejercicio y una nutrición adecuada ayuda mucho, no como una solución rápida, sino como una manera de hacer nuestro mañana un poco mejor, y como una ayuda para facilitar nuestros otros esfuerzos terapéuticos.
Corrija su dieta. El hambre en exceso, así como el consumo excesivo son formas que usamos para reprimir nuestros sentimientos.