Cuando la tarde cae en la ciudad mágica de Beijing, el mundo se asombra, porque la poderosa China Continental, puede decir con toda certeza que los mejores Juegos Olímpicos, de la era moderna llevan el sello de la siempre vigorosa capital del imperio asiático.
Esta vez sin derramar una gota de sangre y sin ningún sólo proyectil, las naciones más poderosas del mundo, demostraron sus fortalezas y debilidades en el digno y orgulloso campo deportivo.
La nueva potencia China, comandó las preseas doradas mientras que la siempre fuerte misión norteamericana mantuvo su prestigio al alcanzar más medallas en total. Detrás naciones europeas, como Rusia y Gran Bretaña, mostraron que la Unión del Viejo Continente va acompañada de autoridad deportiva, más atrás se asoman Japón y Australia, entre las 10 más ganadoras de la justa.
Culmina una etapa impresionante, donde hoy nadie habla del régimen que impera en la "China Roja", sino de la belleza de su cultura milenaria, de su apoteósica forma de decirle al mundo: mírennos somos tan grande como nuestra muralla, somos una nación que está lista para conquistar la globalización. Ojo con este mensaje, no es un a priori de la nada, es alto y claro.
Ahora pasarán 4 años más, inicia la verdadera olimpiada, camino a Londres 2012. Panamá con su orgullosa medalla dorada de Irving Saladino logró mucho, en esta batalla de titanes, donde los países chicos por lo general son sólo observadores, pero esta vez nos podemos llenar de orgullo al decir: el hombre que más salta en este planeta es panameño, tan panameño como mi gente de Colón. Respect pal C-3. Ese titular lo encierra todo. Sabemos nuestra realidad, pero dentro de esta realidad somos grandes. Aún celebramos. Esta vez tenemos un porqué. Se fue Beijing lleno de magia y pirotecnia china, sólo nos queda decir adiós y darle paso a un nuevo mañana deportivo.