CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no brindo tiempo a mis hijos
¡Mentira! No es verdad
que por tu trabajo no podías dedicarme tiempo cuando era niño.
Esto se lo dijo Jorge, de 30 años de edad, a su padre mientras éste
lo visitaba en el penal de Puerto Rico.
A muchos hombres que prefieren dar el 150% de su tiempo a sus actividades
laborales y echan a un lado la sociedad, podrían calificarlos con
adjetivos, en algunos de los casos, no muy buenos.
Es cierto que uno siempre quiere para los suyos las cosas que les gustaría
haber tenido cuando niño, sin embargo, hay simplicidades más
valiosas como la sonrisa de un niño, o el abrazo cuando éste
alcanza un objetivo.
La sociedad debe convertirse en una gran lupa que reprima cualquier intento
de desintegración familiar, aunque tenga que ser algo severa con
los estereotipos para acabar con lo irreal del planeta.
Las acciones de los hombres muchas veces toman forma de fantasma, al
que no todos pueden ver. El no darse cuenta de la salida de un dientecito
de un niño, igual que el no escuchar los primeros balbuceos son terribles
síntomas que reflejan el poco importa de la cohesión familiar
que debe predominar en la familia de hoy en día.
Decidir el laborar el 150% de nuestro tiempo, en vez de pasar parte de
él con nuestros hijos, es decir adiós a esa palabra que los
niños aprenden a expresar: Papá.
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