ABRACADABRA
"¡Victoria del pueblo!"
"Ese NO es un mensaje muy claro para el sector
político"
Carlos Guevara Mann
El rotundo y arrollador NO
del domingo es una nueva victoria del pueblo panameño, que no se
dejó confundir por las manipulaciones ni intimidaciones del oficialismo.
Pese a las irregularidades del proceso previo al referéndum, el
pueblo se puso de pie, votó un NO rotundo al autoritarismo y defendió
su voto con hidalguía de las turbias intenciones de algunos desorbitados
que creen que todavía vivimos en tiempos de narcodictadura militar.
Y, con gran alegría y espontaneidad, salió a celebrar su
triunfo.
En los momentos cruciales de su historia, el pueblo panameño ha
sabido unirse para derrotar al enemigo.
Fue así en 1903, cuando surgió la República; en
1947, cuando se exigió el rechazo del Convenio Filós Hines;
en 1964, cuando la patria fue víctima de una agresión injustificada
por parte del más poderoso ejército del mundo; en mayo de
1989, cuando la narcodictadura de los militares y el PRD sufrió su
más contundente derrota; y el 30 de agosto de 1998, cuando dijimos
NO al abuso.
El voto del domingo es victoria del pueblo y triunfo personal de cada
uno de los setencientos mil ciudadanos que acudieron a las urnas a decir
NO a la dictadura torista, NO a la imposición de la corrupción
y el rambocapitalismo, y SI a la democracia que desde 1968 nos negaron los
militares y el PRD, y que desde 1990 nos han intentado robar los politiqueros
venales y mediocres que han estado a cargo de la cosa pública.
Ese NO es un mensaje muy claro para el sector político.
Primero, para el oficialismo torista: NO crean que el pueblo va a seguir
aguantándose más imposiciones y corruptelas.
Pelen el ojo de ahora en adelante, porque la fiesta se les acabó.
Que los Doens y Sánchez Cárdenas, esos que insultan y amenazan
al pueblo y se apropian de los bienes revertidos, empaquen sus bártulos
y regresen a sus madrigueras, porque estamos cansados de tantos abusos y
vagabunderías.
Segundo, para los cuarenta "honorables" que, como los del cuento
de Alí Babá, se robaron la confianza del pueblo panameño
y consintieron en cuanta arbitrariedad emanó de la Presidencia, incluyendo
la estrafalaria e inconveniente propuesta de la reelección presidencial
inmediata.
Esos legisladores, cuyos nombres se publicarán repetidamente aquí,
para que el pueblo los conozca bien, son tan responsables como el Torodictador
y sus secuaces del descalabro socioeconómico y moral que ha experimentado
la República en los últimos años.
NO piensen, ni por un momento, que el pueblo les renovará el mandato
de que han abusado, con tanta desfachatez, desde el 1 de septiembre de 1994.
Para ustedes también acabó la fiesta, así que mejor
es que guarden la compostura y se comporten con un mínimo de decencia
desde ahora hasta el fin de su período, porque están en la
mira de la ciudadanía entera.
El NO del domingo también es mensaje para los politiqueros de
la oposición, que con su divisionismo y mediocridad han frustrado,
repetidamente, nuestras expectativas de democracia y una vida mejor.
El pueblo está cansado de sus ínfulas de grandeza, de su
torpeza, de sus rebuscas y su contubernio con los maleantes que durante
veintiún años saquearon la República.
A los seudo dirigentes desgastados y desprestigiados de la oposición,
el pueblo también dio un NO rotundo: que, como los mandones del oficialismo,
desaparezcan del escenario político y den paso a quienes tengan el
talento y el patriotismo para dirigir los destinos de la Nación en
atención al bien común.
De cara a las elecciones de 1999, el pueblo quiere UNA sola nómina
civilista - una "plancha" presidencial, legislativa y municipal
- compuesta por individuos solventes y capaces, que pueda rescatar a la
República del pantano en que los avivatos la han enterrado.
Esa es la próxima batalla y, como lo demostramos el domingo, también
la vamos a ganar.
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