Martes 1 de septiembre de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Hospital Santo Tomás, Crisol de Medicina panameña

E
l 1o. de septiembre de 1924, el doctor Belisario Porras Barahona, altísima cifra del quehacer político y público panameño, inauguró el Hospital Santo Tomás, estructura inmobiliaria construida por la visionaria capacidad del conductor liberal que ocupó en tres ocasiones el mando presidencial, respaldada con las rentas de la Lotería Nacional de Beneficencia, empresa que perteneció a la familia Duque Amaro.

El Hospital Santo Tomás por la envergadura de sus edificios, la amplitud de sus espacios de corredores y jardines, fue calificado entonces en mofa como "un elefante blanco", en razón de sus albas paredes, acusándolo de un gigantismo extravagante para las realidades panameñas.

Los 74 años transcurridos desde aquella inauguración se encargaron de descalificar el epíteto; las acrecidas necesidades de salud y medicina de los panameños hicieron empequeñecer aquellos espacios y capacidades, al extremo de someterlos a recortes territoriales y agregados en sus construcciones, realidad que justificó el crecimiento de la ciencia médica panameña.

El Santo Tomás sirvió de crisol en la forja de los mejores recursos humanos enrumbados en las faenas de la salud y las tareas de alivio de los morbos; en la región centroamericana alcanzó sitial de prestigio que atrajo pacientes del exterior que sus aleros buscaron la reparación de sus deterioros salutíferos.

Hoy, el Hospital Santo Tomás soporta carencias; rigores que lo privan de materiales, enseres y fondos, y aquellas formas caritativas de justicia social que en solidario quehacer dispensaron salud y ciencia a los desposeídos de la fortuna, ahora se encuentran disminuidas, afectadas duramente, sin que se atisben soluciones idóneas, prontas y adecuadas.

La falta de medicamentos, la obsolescencia de equipos, la precariedad de servicios salutíferos en el Santo Tomás tiene directa y próxima relación con los deterioros fiscales y económicos que acogota el vivir nativo, ya que resulta de cuesta arriba financiera a Panamá destinar casi la cuarta parte de sus ingresos para satisfacer los requerimientos cobradores de los prestamistas internacionales.

La moderna ideología que rechaza la solidaridad sanitaria y hospitalaria, y pregona la expansión de los medios privados de salud y curación mira al Santo Tomás con recelo, con desamor y censura; sin embargo, en el seno popular, en la urdimbre social de los que sufren los rigores despiadados del desempleo y la cerrazón de perspectivas, el Hospital Santo Tomás sigue siendo el monumento de respeto, prestigio y humanidad, que caracterizara su creación y desenvolvimiento.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
El Casco Viejo y su atractivo turístico desde mediados de siglo.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no brindo tiempo a mis hijos.


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