EDITORIAL
Hospital Santo Tomás, Crisol de Medicina panameña
El 1o. de septiembre de
1924, el doctor Belisario Porras Barahona, altísima cifra del quehacer
político y público panameño, inauguró el Hospital
Santo Tomás, estructura inmobiliaria construida por la visionaria
capacidad del conductor liberal que ocupó en tres ocasiones el mando
presidencial, respaldada con las rentas de la Lotería Nacional de
Beneficencia, empresa que perteneció a la familia Duque Amaro.
El Hospital Santo Tomás por la envergadura de sus edificios, la
amplitud de sus espacios de corredores y jardines, fue calificado entonces
en mofa como "un elefante blanco", en razón de sus albas
paredes, acusándolo de un gigantismo extravagante para las realidades
panameñas.
Los 74 años transcurridos desde aquella inauguración se
encargaron de descalificar el epíteto; las acrecidas necesidades
de salud y medicina de los panameños hicieron empequeñecer
aquellos espacios y capacidades, al extremo de someterlos a recortes territoriales
y agregados en sus construcciones, realidad que justificó el crecimiento
de la ciencia médica panameña.
El Santo Tomás sirvió de crisol en la forja de los mejores
recursos humanos enrumbados en las faenas de la salud y las tareas de alivio
de los morbos; en la región centroamericana alcanzó sitial
de prestigio que atrajo pacientes del exterior que sus aleros buscaron la
reparación de sus deterioros salutíferos.
Hoy, el Hospital Santo Tomás soporta carencias; rigores que lo
privan de materiales, enseres y fondos, y aquellas formas caritativas de
justicia social que en solidario quehacer dispensaron salud y ciencia a
los desposeídos de la fortuna, ahora se encuentran disminuidas, afectadas
duramente, sin que se atisben soluciones idóneas, prontas y adecuadas.
La falta de medicamentos, la obsolescencia de equipos, la precariedad
de servicios salutíferos en el Santo Tomás tiene directa y
próxima relación con los deterioros fiscales y económicos
que acogota el vivir nativo, ya que resulta de cuesta arriba financiera
a Panamá destinar casi la cuarta parte de sus ingresos para satisfacer
los requerimientos cobradores de los prestamistas internacionales.
La moderna ideología que rechaza la solidaridad sanitaria y hospitalaria,
y pregona la expansión de los medios privados de salud y curación
mira al Santo Tomás con recelo, con desamor y censura; sin embargo,
en el seno popular, en la urdimbre social de los que sufren los rigores
despiadados del desempleo y la cerrazón de perspectivas, el Hospital
Santo Tomás sigue siendo el monumento de respeto, prestigio y humanidad,
que caracterizara su creación y desenvolvimiento.
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AYER GRAFICO |
El Casco Viejo y su atractivo turístico desde mediados de siglo. |
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