Tres accidentes en el que se vieron involucrados autobuses se registraron anteayer y volvieron a poner en el tapete la crisis que enfrenta ese sector. Un vehículo transportando 47 pasajeros quedó envuelto en llamas. Gracias a Dios, los pasajeros lograron escapar en medio del temor de morir carbonizados.
Era uno de los llamados autobuses de lujo y pertenecía a uno de los sindicatos del transporte público mejor organizados, pero los extintores no le funcionaron. Este autobús de la ruta de La Chorrera zarpa todos los días de una terminal, donde hay inspectores de la Autoridad del Tránsito y de la Policía Nacional. �Por qué no se verifica que cumpla con todos los requisitos que establecen las leyes del sector?
De igual modo sucedió con un autobús de la ruta de Ciudad del Futuro. Era conducido por un señor de 72 años. Literalmente el vehículo voló, traspasó el muro que separa los carriles de la carretera hacia Arraiján y aplastó a cuatro autos, matando a una joven madre.
El otro accidente fue de un autobús de la ruta de Chilibre, que se estrelló contra un auto, luego chocó parte de la estructura de un puente y se fue a una cuneta. Los dos últimos casos dejan entrever la posibilidad de exceso de velocidad. �Qué paso con los supuestos gobernadores de velocidad que le serían colocado a los autobuses?. Otra promesa incumplida.
Es casi seguro que ahora salga un ejército de inspectores a verificar las condiciones de los autobuses. Como siempre se aplica la política del bombero: salen a apagar fuego. Luego al pasar los días, desaparecen los operativos y retornan cuando los conductores de "diablos rojos" hacen otra de las suyas.
En Panamá existen leyes y reglamentos suficientes, el problema es que los funcionarios no las hacen cumplir y por ende reina el caos en el transporte. De nada valdrá traer autobuses nuevos, el problema persistirá, si los servidores públicos no cumplen con sus obligaciones de vigilar que los involucrados cumplan las obligaciones establecidas para ofrecer ese servicio.