Tras un hecho trágico, siempre quedan secuelas.
Han pasado dos días desde el fatal accidente que le quitó la vida a Rossemy Jackeline Quintero de Chávez, en las cercanías del Puente de Las Américas, y aún sus compañeros de trabajo y seres queridos no asimilan la noticia.
En el Restaurante 1985, su lugar de trabajo hasta el día su muerte, los que fueron sus compañeros y su jefe, el chef Willy Diggelman, confiesan que aún la noticia les impacta e inconscientemente esperan que-como lo hacía todas las mañanas-ella regrese.
El chef Willy recuerda como si fuera ayer, cuando Rossemy llegó a la empresa a practicar durante sus vacaciones escolares, hace más de ocho años, pero por su diligencia y empeño una vez que cumplió los 18 años, ingresó formalmente a laborar en el restaurante.
Rossemy Quintero ejerció labores de secretaria. Era la cara del restaurante con los suplidores y clientes, además de preparar las cuentas y las planillas.
Por su carácter afable y alegre era muy apreciada. Es por ello que tras enterarse de la infausta noticia, hasta clientes del local han mostrado su pesar.
Para Rossemy, las cosas no fueron nada fácil en los últimos meses, ya que el año pasado perdió a su madre Jacqueline, tras una larga enfermedad.
Como fondo de pantalla de su computadora, una foto de ella junto a su hija Yenibeth y su esposo Efraín Chávez, un agente del SPI, demuestran que esas eran las personas más importantes en su vida.
A la 1:00 de la tarde de hoy, miércoles, se realizarán las honras fúnebres en el distrito de Arraiján, la última oportunidad que tendrán todos aquellos que la quisieron, para rendirle un homenaje.