Familiares y compañeros transportistas se reunieron desde horas del medio día de ayer, martes, en las inmediaciones de la Iglesia Santa María de Belén, en el corregimiento de Tocumen, para darle el último adiós a Julio César Justavino.
Justavino, conductor de un bus de la ruta 24 de Diciembre-Tumba Muerto, fue asesinado el viernes cuando un adulto y un menor se subieron al vehículo que conducía para robarle.
Los rostros tristes y el llanto desconsolado de los allegados del busero eran la nota característica en ese funeral.
En la homilía, el sacerdote hizo un llamado para que gobernantes y sociedad pongan un freno a la violencia para que esos hechos no se sigan repitiendo.
En las calles cercanas, dirigentes transportistas y bases se unían en una sola voz para exigir a las autoridades mayor seguridad y justicia para el compañero caído.
Horacio Acuña, presidente de la Cooperativa San Cristóbal, a la que pertenecía Justavino, no descartó que para la próxima semana se tomen medidas drásticas para exigir a las autoridades que busquen una solución a la problemática de la violencia.
Dijo que es lastimoso que no haya rincón en la ciudad que esté libre del germen de la violencia.
Advirtió que debido a la ola de crímenes, hay transportistas que han tomado la decisión de cuidarse solos, adquiriendo un arma.
EN LA MIRA
Según el Presidente de la Cooperativa San Cristóbal, en lo que va del año 2008 ha fallecido a manos del hampa, un total de 14 transportistas.
La cifra incluye tanto a conductores de buses como a taxistas sólo del área Este de la provincia de Panamá. Julio César Justavino fue la víctima más reciente de los delincuentes.