Las desmesuradas cifras que se facilitaron sobre la presunta tentativa de estafa por la que fue detenido el viernes Lorenzo Sanz, ex presidente del Real Madrid, se quedan cortas.
La Policía aseguró que Sanz, Pascual Gómez, administrador de una de sus empresas, y un ciudadano panameño, del que sólo se conocen sus siglas (F. G. M.), habían depositado en una sucursal de Banesto de Córdoba un pagaré por 10.000 millones de dólares y que el último, además, tenía en su poder otras siete órdenes de pago por otros 11.000 millones de dólares. En total, 21.000 millones de dólares.
El 18 de septiembre abrieron en la sucursal dos cuentas, una de ellas a nombre de una fundación.
Los acusados depositaron "una orden de pago por importe de 10.000 millones de dólares", procedente de un banco de Hong Kong que no existe, y entregaron una copia de las escrituras de constitución de esa supuesta fundación, según la policía. A cambio, lograron que la entidad les emitiera un certificado "de depósito de dicho documento".
El viernes, Sanz y el resto de acusados fueron de nuevo a la sucursal, donde los empleados habían detectado el engaño.
La entidad exigió que se le devolviera el certificado de depósito y alertó a la Policía, que detuvo a los implicados.
F. G. M., según las fuentes, declaró ser vicepresidente de una empresa extranjera y aseguró que a Sanz se lo presentó un ciudadano nicarag�ense. �ste no pudo ser detenido junto a los otros tres, ya que mostró a la Policía un pasaporte diplomático.
El ciudadano panameño fue puesto en libertad por el juez ayer por la tarde, aunque se le retiró el pasaporte y se le impuso la obligación de comparecer en los juzgados de Córdoba todos los días.
Está acusado de intento de estafa y falsedad documental.