Dentro de las reformas electorales que se aspira a incorporar, una de las más importantes es el establecimiento de la paridad que deben tener hombres y mujeres de las ofertas electorales de los partidos.
Tal vez haya quienes piensen que si tienen el 100% de postulaciones, �por qué imponerse las mujeres esa meta del 50%? Sin embargo, debemos tener conciencia que esta ha sido siempre una utopía, ya que las mujeres no tienen iguales condiciones que los hombres en los torneos electorales.
Tras la invasión de 1989 se rompieron muchas de las estructuras del Estado panameño y muchos elementos que surgieron luego de este suceso no fueron aprovechados y sólo se dedicó el mayor esfuerzo a desarrollar el modelo económico en afinidad con la globalización.
También se logró que se respetaran los resultados electorales que con anterioridad habían sido causa de muchas de nuestras tragedias nacionales y momentos de desestabilización.
Sin embargo, los gobiernos en la era democrática no utilizaron los mecanismos para mejorar la distribución de la riqueza, a través del combate a la pobreza y variables anexas como la mejora del sistema de transporte y, sobre todo, una democracia más participativa.
En materia política se nota un gran avance con la intención de incorporar a todos los sectores al panorama político nacional de las fundamentales decisiones, que debe seguir siendo el objetivo principal de Panamá actual. Superar los esquemas tradicionales donde tan solo importaba llegar al poder y nada más.
El magistrado del Tribunal Electoral, Gerardo Solís dijo que con la participación en igualdad, dentro de la oferta electoral, se abre un camino para que otros sectores anteriormente descartados se incorporen al sistema que fomente el desarrollo del país.
Queda al Tribunal Electoral y a los partidos políticos el reto de buscar y construir la democracia que requiere el país, donde todos participemos y nadie quede excluido.