�... Acusado, entre otros delitos comunes, ciudad, junto a las Bóvedas.
�Al salir a la entrada del cuartel, la escolta se abrió en alas, y él... se dirigió con pasos firmes al patíbulo... Victoriano se quitó el sombrero alón... y tomó posesión del único asiento.
�Un pregonero extendió frente a sí un papel y leyó: "Victoriano Lorenzo, natural de Penonomé, y vecino de esta ciudad de Panamá, va a ser ajusticiado por varios crímenes cometidos.... "Se le concede oportunidad al reo para que diga sus últimas palabras."
�En medio de un silencio apabullante, la multitud consternada y los policías atemorizados vieron levantarse de la silla a un hombre de expresión triste, pero radiante, quien con penetrante voz... dijo:
�"Señores: Oíd una palabra, una palabra pública; ya sabéis de quién es la palabra. Victoriano Lorenzo muere... A todos los perdono. Yo muero como murió Jesucristo."
�Dicho esto, volvió a sentarse. Intentaron colocarle una venda negra sobre los ojos, pero él la rechazó. Quería ver la muerte frente a frente -dijo.
�Los doce soldados que componían la escolta avanzaron hasta ponerse frente a él, a cinco pasos.... A lo lejos, el doblar de una campana... tocaba a muerto.
�El jefe de la escolta dio la señal con un pañuelo blanco. Las armas fueron tendidas y, a la orden de fuego, sonó la descarga. En medio del humo se vio a un hombre que se estremecía e inclinaba la cabeza sobre el pecho.�
Así narra el premiado cuentista panameño Juan Antonio Gómez, en su obra de cuentos históricos titulada Del tiempo y la memoria, los últimos momentos de la vida del popular General Victoriano Lorenzo. Gracias a Dios, no hay razón por la que tenga que desconocerse el destino de nuestra alma. Porque Jesucristo dijo que iba a prepararnos una vivienda en el hogar de su Padre, y que va a volver, y quiere llevarnos consigo para que podamos estar con �l en el cielo. Pero conste que somos nosotros quienes determinamos si ha de ser así, al tomar la decisión de hacernos sus discípulos.