" El hombre se realiza o se pierde, según que cumpla en su vida el designio concreto que sobre él tiene Dios". Todos hemos recibido una vocación, es decir, una llamada a conocer a Dios, a reconocerle como fuente de vida, una invitación a entrar en la intimidad divina, al trato personal, a la oración; una llamada a hacer de Cristo el centro de la propia existencia, a seguirle, a tomar decisiones teniendo siempre presente su querer; una llamada a conocer a los demás hombres como personas e hijos de Dios, y, por tanto una llamada a superar de manera radical el egoísmo para vivir la fraternidad, para llevar a cabo un apostolado fecundo y hacer que conozcan a Dios; .' una llamada para entender que esto se ha de realizar en la propia vida, según las condiciones en las que Dios ha colocado a cada uno y según la misión que personalmente le corresponde desarrollar.
VIRTUDES EN EL SEGUIMIENTO A JESUS
*Felicidad a la propia vocación para responder a las llamadas de Dios. Puede tratarse de una fidelidad en lo pequeño de cada jornada, de amar a Dios en el trabajo, en las alegrías y penas que lleva toda existencia, de rechazar con firmeza todo aquello que nos aleje de Cristo.
La fidelidad se apoya en otras virtudes esenciales para seguir a Jesús: la humildad , la prudencia, la sinceridad, la caridad, la fraternidad, la mortificación, la templanza, y el espíritu de oración que nos lleva a tratar a Dios como a un Amigo, como al Amigo de toda la vida.
Hoy digámosle al Señor que queremos ser fieles y seguirle de cerca en las horas buenos y en las malas también.