Por primera vez en casi una década, Sammy Sosa llegó de forma silenciosa, casi secreta, a República Dominicana tras haber agotado otra larga jornada en las Grandes Ligas.
El jonronero dominicano, centro de un convulsionado final de temporada para los Cachorros de Chicago, no anunció su regreso para evitar las luces que siempre le siguen donde va.
Aun así, Sosa habló por primera vez sobre su retiro del último partido de los Cachorros, que le costó una multa de 87.400 dólares y el repudio público de algunos de sus compañeros.
"Son cosas que pasan. Sé que fallé y puedo asegurarles que pediré disculpas por eso, pero también debo decir que me sentí maltratado'', dijo ayer al periódico Hoy de Santo Domingo.
"Pasaron tantas cosas que terminé en 'shock'. Necesitaba descansar ese día porque pensé que no iba a dar lo mejor de mí'', relató. "Creí que como había sido un jugador consagrado y dedicado, ese capítulo no iba a lastimar mi imagen como sucedió'', dijo Sosa.
Sin embargo, el pelotero cree que el tiempo cura las heridas y que ese episodio será olvidado tan pronto vuelva a producir de la manera acostumbrada, con el uniforme de los Cachorros. "Quiero seguir en Chicago. expresó.