Conocimos a Juan Carlos Tapia en la época en que se iniciaba como comunicador social, realizando programas sobre boxeo en el Canal 2. Este visionario fabricaba su "sueño" desde un pequeño apartamento en la Ave. Manuel Espinosa. Un caballero a carta cabal, que tejió con talento, persistencia un verdadero emporio que hoy, goza de fama alrededor del mundo, donde su programa "Lo Mejor del Boxeo" dicta cátedra.
Juan Carlos amalgamó su sapiencia en el cuadrilátero con el humor del panameño, antes de esta idea, usó para sus emisiones una pequeña "camarita semiprofesional", que ubicaba en su improvisado estudio, ruidoso y modesto. Fue convirtiéndose en un personaje de manifiesta solvencia.
Aún recuerdo cuando me destinó como jurado de un concurso sobre chistes, que me costó un "duelo verbal" con mi estimada amiga y presentadora de noticias Diana Arosemena. Tapia había alquilado una de las Islas de ATLAPA, congregando una enorme multitud e iba en busca del mejor chistólogo del país. Este servidor y algunos colegas coincidimos en los tres primeros lugares, dominando el primero el conocido Andrés Poveda, hoy convertido en el extraordinario humorista de América. No me equivoqué en mi apreciación que fue discutida acaloradamente por la hermosa Diana.
Juan Carlos conserva el "púlpito", donde arenga y critica las cosas que él opina, están deteriorándose o a punto de convertirse en "tóxicas". Desde aquí nos endilgó situaciones no apegadas a la realidad, sobre los sindicatos artísticos y musicales, y donde todos ustedes son testigos cargo, cuando escribo criticando y señalando las irregularidades que se dan en relación a los grandes artistas que visitan nuestro país y que cómodamente se llevan grandes sumas de dinero.
El señor del boxeo y los chistes nos colocó como indiferentes ante tal situación. Empleando mi condición como secretario general de la UNAP y junto a mis compañeros de directiva le enviamos con mucho respeto, una nota aclaratoria, que pensamos iba a leer en su programa como réplica para que no quedara el mal sabor entre el público y sus artistas.
Al imponderable Juan Carlos Tapia le agradecemos que se adhiera a nuestras luchas, aclarándole algunos conceptos que él mantenía equivocado. La relación con la "no" inclusión del artista nacional y el folklore en todo espectáculo como alternabilidad muchas veces se debe a la propia indolencia del artista.
El gobierno anterior fue causa y razón de desatinos engorrosos por la mala práctica de abogados, empresarios y funcionarios corruptos que empañan la lucha sindical que tanto sufrimientos nos cuesta. Al gran amigo Juan Carlos, gracias por haber tenido la oportunidad de que nuestras profesiones vuelvan a encontrarse para hacer del que sabe de boxeo y de chistes ocupe su tribuna para enderezar entuertos. De parte de los artistas y músicos, gracias a Juan Carlos Tapia y de acuerdo con la actividad de su tocayo Juan Luis Guerra.