Tras el temporal "Ida" que junto con las altas mareas dejaron a más de 700 personas afectadas y más de 160 viviendas con daños parciales, las autoridades del Sistema Nacional de Protección Civil han advertido a los chiricanos y bocatoreños que probablemente no ha terminado el calvario.
Lo sucedido durante la semana de fiestas patrias trajo a los habitantes de estas provincias tristes recuerdos de las devastadoras inundaciones y deslizamientos de finales del año pasado.
En medio del debate internacional sobre el cambio climático, se hace evidente que los panameños tendremos que ser más conscientes en materia ambiental a la hora de construir viviendas. Esto dado que el país vivió a mediados de la década un boom inmobiliario en todo el territorio y que -aunque disminuido- todavía se encuentra en marcha.
Buena parte de las inundaciones se están produciendo por la construcción indiscriminada de proyectos habitacionales en los que no se toma en consideración las afectaciones ambientales. Por otro lado, los panameños de escasos recursos, se ven obligados a construir viviendas precarias en laderas de montañas, y su actividad erosiona las laderas, convirtiéndolas en una potencial zona de deslizamientos.
El gobierno debe declarar un "se acabó el relajo" en la afectación ambiental proveniente de la urbanización indiscriminada, y concienciar a la población de todos los estratos de que el desarrollo social debe obligatoriamente ir de la mano la conservación de los espacios naturales.
La naturaleza siembre busca su espacio, y cuando este es invadido, lo retomará de forma violenta, si es necesario.