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EDITORIAL
Secuestros
El juicio contra los supuestos secuestradores del panameño Domingo Samaniego se inició ayer en la provincia de Darién. Este capataz de una finca de esa región fue secuestrado hace tres años. Las investigaciones indican que fueron delincuentes colombianos que luego lo traspasaron a los movimientos insurgentes de su país que se encargarían de negociar el pago de un rescate. Es el típico secuestro por encargo que se ejecuta constantemente en Colombia y que nuestros vecinos han trasladado a Panamá.
Resulta incomprensible que una persona sea reducida a una mercancía, que se pretende negociar y si no se paga el precio reclamado, se le elimina. La industria del secuestro representa ingresos cuantiosos a los insurgentes y a la delincuencia, que perpetra ese tipo de empresa e la muerte, sin tomar en cuenta los sentimientos de padres, hijos, esposa, hermanos y amigos de la víctima.
Las autoridades deben poner mano fuerte para que ese tipo de delitos no prospere en Panamá, de lo contrario cada panameño pudiente tendrá que estar rodeado de escoltas y transportarse en vehículos blindados.
Conforme se produzca el ingreso descontrolado de elementos colombianos, así mismo se incrementa el riesgo de secuestros y otros hechos delictivos. Seamos claros, los panameños no están en contra del elemento decente que sale de Colombia para buscar un mejor futuro y evitar morir a causa del conflicto que sacude al país hermano. Lo que se rechaza, es al elemento del mal vivir, que intenta introducir nuevos esquemas de delincuencia en Panamá, que ya de por sí tiene una alta tasa de criminalidad.
Las autoridades deben imponer controles efectivos en las fronteras, puertos y aeropuertos para detectar a sospechosos de estar relacionados con organizaciones criminales. Ya en Estados Unidos se están filiando y fotografiando a todos los visitantes procedentes de países donde operan grupos terroristas.
En Panamá, en proporciones guardadas, se puede implementar un sistema que establezca algún control preventivo. Frente a la ola de violencia que se nos puede venir encima, lo más correcto es prevenir que lamentar. La decisión está en manos de las autoridades.
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PUNTO CRITICO |
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