Para Alberto Blanco no era fácil jugar al fútbol, tenía que salir todos los días temprano de su casa en La Chorrera, recorrer varios kilómetros y llegar al estadio 28 de Diciembre en San Miguelito para entrenar con el Olimpic, su primer equipo y luego con el Sporting 89, en los años 90.
"No era fácil... tenía que levantarme bien temprano para ir a jugar, pero si a uno le gusta, lo disfruta", aseguró Blanco.
De San Miguelito, donde se entregó por completo al fútbol, ahora muestra su talento en Moldavia.
Dos campeonatos nacionales, dos copas y una supercopa, además de ser escogido Jugador Más Valioso en una final son algunos de sus logros en el Viejo Continente.
"Allá estaba solo, extrañaba la familia, la comida es diferente, me costó un poco acostumbrarme a ese hábitat, se come mucho vegetal... pero bueno, con el tiempo uno se acostumbra", dice "Satú".
Lo importante para Alberto Blanco es la constancia, la perseverancia para alcanzar metas, como esa de jugar en Europa, o como la de ir a otro club de más categoría.
"En enero tengo que ir a Moscú, puede que allí se resuelva algo para ir a otro equipo de Europa", señala.
Pero su meta más importante es llegar a Alemania 2006.
"Mi meta es ir al mundial... es difícil pero no imposible", palabras más, palabras menos, ese es Alberto "Satú" Blanco, un luchador, un hombre de retos, de escuchar música, convivir en familia, padre de dos hijos -Alberto y Sharon- y esposo de Nelly Valdés, el amor de su vida.