Una de las profesiones más riesgosas en el Panamá de inicios del Siglo XXI, es la de guardia de seguridad.
Los vigilantes, muchos de ellos mal entrenados y mal pagados, continúan haciéndole frente a un enemigo poderoso: el hampa.
Otro de esos humildes trabajadores estuvo a punto de morir la noche del jueves cuando un grupo de delincuentes irrumpieron en una empresa dedicada al reciclaje en el corregimiento de Pueblo Nuevo.
El seguridad Nicolás Sanjur fue golpeado por tres delincuentes, cuya intensión principal era robarle un arma de fuego que no tenía, porque lo único que le han dado para defenderse es un cuchillo.
Al no poder lograr el objetivo, uno de los delincuentes sugirió a sus compinches que lo asesinaran, pero ante los ruegos de Sanjur, quien les informó que tenía una pequeña hija, uno de ellos se condolió y se retiraron del lugar.
Desde el pasado 14 de enero, cuando se produjo el primer caso del año, hasta ayer, viernes, 20 guardias han sido asesinados.