Estudiantes, trabajadores y moradores
del Casco Viejo sufrieron la represión
Jean Marcel Chéry
Crítica en Línea
En el Casco Viejo, los antimotines
intentaron restablecer el normal flujo vehicular disparando perdigones,
bombas lacrimógenas y balas de goma a los estudiantes, quienes, enardecidos,
respondieron lanzando bombas estilo molotov, piedras, palos y vidrios. Luego,
se unieron a los disturbios residentes de El Chorrillo y Barraza.
Al menos 18 niños y seis adultos -entre ellos tres ancianos- resultaron
afectados por el humo de las lacrimógenas que se expandió
por los lugares aledaños al Instituto Nacional. Mientras que tres
antimotines sufrieron quemaduras, de primer y segundo grado, provocadas
por las molotov, y otro agente recibió un golpe en la nuca, que lo
aturdio, según un cominicado oficial. Ocho estudiantes fueron lesionados
al ser impactados por balas de gomas y bombas lacrimógenas.
La lluvia de objetos contundentes y disparos se extendió hasta
altas horas de la tarde. Los estudiantes del Instituto Nacional fueron desalojados
del palntel a eso de las cuatro de la tarde, cuando sus padres se presentaron
a buscarlos.
Por su parte, la Comisión de Justicia y Paz, de la Iglesia Católica,
consideró que hubo exceso de fuerza en las acciones de represión
de las manifestaciones.
En tanto, unidades antidisturbios penetraron en territorio de la Universidad
de Panamá, para disparar perdigones, proyectiles de gomas y bombas
lacrimógenas a los estudiantes de la Universidad de Panamá
y miembros de los grupos Frente Revolucionario de Estudiantes (FER-29) y
Pensamiento y Acción Transformadora (PAT), que le lanzaban pedazos
de bloques y piedras y molotov.
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