EDITORIAL
Siembra de violencia: cosecha de tempestades
El desacierto legislado por
el Gobienro Nacional en el Decreto Ley No. 8 de 1997, al regular los aspectos
concernientes a los feriados, que en el evento de coincidir con día
martes transfiere el descanso obligatorio al lunes anterior a la fecha,
genera protestas y desacuerdos que la terquedad e inflexibilidad de los
gobernantes desatiende, aferrándose al equívoco que agria
la controversia, con declaraciones retadoras y de suficiencia.
Los medios sociales de comunicación y múltiples entidades
de la vida civil hicieron apuntamientos acertados sobre el rumbo de tales
traslados de efemérides y conmemoraciones, previniendo el surgimiento
de violentismos, de persistir los mandos en la obtusa decisión: los
hechos de hoy rubrican el acierto de los anuncios señalados por editorialistas,
columnistas y ciudadanos. Ahora, un clima de fuerza, amenaza y golpes domina
la ciudad; los escopetazos y los disparos reemplazan el diálogo solucionador,
mientras entrenados policías de disturbios reprimen las protestas
con violencia.
Los actos de violentos filmados por la televisión muestran la
ineptitud de los funcionarios de seguridad de la Asamblea Legislativa, y
acusan la ausencia de los legisladores que en cumplimiento de sus deberes
y representaciones se escabulleron, con lo cual queda al desnudo que esa
institución básica panameña transita camino de desgreño,
improvisación y pequeñeces, que niegan su condición
de vocero del pueblo.
La siembra de violencia en materialidad, palabra y conceptos que ofertan
los mandos públicos, servirá a la cosecha de tempestades callejeras,
que ya recorren los rincones capitalinos; y adicionales disturbios, cierres
de vías, apedramientos, heridas y ofensas reemplezarán los
intercambios de ideas, negando así el derrotero democrático
por el cual luchó el pueblo.
Destruir tarimas; dar la espalda a protestatarios estudiantes; ordenar
auditorías como retaliación de supuesto aje público;
disminuir estimas estudiantiles; derruir las estimas del quehacer universitario,
y en general, mostrar comportamientos de soberbia y personal engaño,
propios del culto a la personalidad que tanta maldad trajo a los países
socialistas, son conductas impropias que abonan la violencia social y callejera.
Un dicho de plena validez afirma con sabiduría que "sabemos
como entramos a la violencia, pero ignoramos cómo saldremos de ella".
Ahora, la negativa parlamentaria a revocar la norma conflictiva de los días
puentes, y la persistencia gubernamental de entregar el agua y los alcantarillados
a la privatización, sirven de caldo de cultivo al encono y la crítica;
ante ellas, lo sensato de los gobernantes imbuídos de vocación
de servicio es expedir las medidas rectificadoras, idóneas, que cancelen
el clima de enfrentamiento que hoy cierra calles y avenidas, y llena de
lagrimógenos el aire citadino.
|
|
AYER GRAFICO |
Héctor Ramón Levy Carmona, panameño que narró
el primer viaje a la Luna |
|