Sábado 5 de dic. de 1998

 









 

 


EDITORIAL
Siembra de violencia: cosecha de tempestades

El desacierto legislado por el Gobienro Nacional en el Decreto Ley No. 8 de 1997, al regular los aspectos concernientes a los feriados, que en el evento de coincidir con día martes transfiere el descanso obligatorio al lunes anterior a la fecha, genera protestas y desacuerdos que la terquedad e inflexibilidad de los gobernantes desatiende, aferrándose al equívoco que agria la controversia, con declaraciones retadoras y de suficiencia.

Los medios sociales de comunicación y múltiples entidades de la vida civil hicieron apuntamientos acertados sobre el rumbo de tales traslados de efemérides y conmemoraciones, previniendo el surgimiento de violentismos, de persistir los mandos en la obtusa decisión: los hechos de hoy rubrican el acierto de los anuncios señalados por editorialistas, columnistas y ciudadanos. Ahora, un clima de fuerza, amenaza y golpes domina la ciudad; los escopetazos y los disparos reemplazan el diálogo solucionador, mientras entrenados policías de disturbios reprimen las protestas con violencia.

Los actos de violentos filmados por la televisión muestran la ineptitud de los funcionarios de seguridad de la Asamblea Legislativa, y acusan la ausencia de los legisladores que en cumplimiento de sus deberes y representaciones se escabulleron, con lo cual queda al desnudo que esa institución básica panameña transita camino de desgreño, improvisación y pequeñeces, que niegan su condición de vocero del pueblo.

La siembra de violencia en materialidad, palabra y conceptos que ofertan los mandos públicos, servirá a la cosecha de tempestades callejeras, que ya recorren los rincones capitalinos; y adicionales disturbios, cierres de vías, apedramientos, heridas y ofensas reemplezarán los intercambios de ideas, negando así el derrotero democrático por el cual luchó el pueblo.

Destruir tarimas; dar la espalda a protestatarios estudiantes; ordenar auditorías como retaliación de supuesto aje público; disminuir estimas estudiantiles; derruir las estimas del quehacer universitario, y en general, mostrar comportamientos de soberbia y personal engaño, propios del culto a la personalidad que tanta maldad trajo a los países socialistas, son conductas impropias que abonan la violencia social y callejera.

Un dicho de plena validez afirma con sabiduría que "sabemos como entramos a la violencia, pero ignoramos cómo saldremos de ella". Ahora, la negativa parlamentaria a revocar la norma conflictiva de los días puentes, y la persistencia gubernamental de entregar el agua y los alcantarillados a la privatización, sirven de caldo de cultivo al encono y la crítica; ante ellas, lo sensato de los gobernantes imbuídos de vocación de servicio es expedir las medidas rectificadoras, idóneas, que cancelen el clima de enfrentamiento que hoy cierra calles y avenidas, y llena de lagrimógenos el aire citadino.

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Héctor Ramón Levy Carmona, panameño que narró el primer viaje a la Luna


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no accedo a peticiones del pueblo


OPINIONES



 

 

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