El Real Madrid se juega la supervivencia en la máxima competición europea en el infierno de Marsella, pese a que sólo un descalabro monumental ante el Olympique les privaría de seguir en la Liga de Campeones.
Una derrota por tres goles de diferencia en el estadio Velódromo combinada con un triunfo del Milan ante el Zúrich es la única ecuación que priva a los blancos de seguir entre los mejores.
Una posibilidad que los marselleses abrazan con más ilusión que realismo y que alimentan con la amenaza de convertir su estadio en un infierno para sus rivales encandilado por la afición más numerosa y activa de Francia.
Tras cinco años consecutivos cayendo en octavos, el Madrid busca también el primer puesto del grupo C en una temporada especial, con la posibilidad de conseguir la décima Copa de Europa en la final que acogerá el estadio Santiago Bernabéu.
Para ello, les basta con no perder ante el Marsella, algo que no han hecho en las tres veces que se han medido en Liga de Campeones.