Limpiar aterradora imagen electoral es tarea principal de Chávez

Caracas
EFE

El presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, se enfrenta desde ayer a la tarea de limpiar su imagen de las aterradoras referencias que se le endosaron durante la campaña electoral, algo que no figuraba en su programa de gobierno.

Chávez, de 44 años, se convirtió el pasado domingo en el presidente electo más joven de la democracia venezolana y en el presidente que ha ganado unas elecciones con el más elevado porcentaje de sufragios.

El ex paracaidista, cuya popularidad se fraguó en el frustrado golpe de Estado que lideró en febrero de 1992, obtuvo el 57 por ciento de los votos, frente al 40 por ciento de su rival, Henrique Salas.

Durante la campaña, Chávez fue insistentemente acusado por Salas, y por los partidos que lo apoyaron, de ser un dictador encubierto, de pretender eliminar la propiedad privada, de recortar las libertades y de otros tremendismos que le configuraron un perfil aterrador.

La utilización del miedo como arma política fue una constante en los ataques a Chávez y afectó, principalmente, a las clases alta y media que, en vísperas de las elecciones, vaciaron los supermercados y dejaron los bancos sin dólares en efectivo.

Además, la fórmula del miedo tuvo amplio eco en los medios informativos extranjeros, que difundieron una apocalíptica visión del próximo presidente de Venezuela.

"Me han llamado de todo, hasta "diablo", manifestó Chávez poco después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) reconociese su insuperable ventaja sobre Salas.

La tarea de cambiar esa percepción y de contrarrestar su "nefasta influencia" en los corros financieros internacionales es considerada en los círculos chavistas como "esencial" para llevar adelante con alguna posibilidad de éxito los planes de recuperación económica.

"El terrorismo electoral utilizado en la campaña por Salas y por los socialdemócratas (Acción Democrática (AD) y cristiano demócratas (COPEI), no le dañó a Chávez, que ganó las elecciones, sino a Venezuela, de la que ahora recelan los inversores", dijo un dirigente del Movimiento V República (MVR), el partido de Chávez.

A partir de ahora se tratará de convencer a los centros de poder económicos mundiales de que las acusaciones contra el presidente electo venezolano no pasaron de ser "travesuras electorales" sin otro objetivo que el de restarle votos y evitar su victoria.

"En cualquier caso, disipar totalmente los temores será difícil y llevará tiempo, aunque quedará para el recuerdo la enorme irresponsabilidad de quienes por defender sus intereses particulares dañaron los del país" declaró el portavoz chavista.

El ex militar golpista fue responsabilizado también de ahuyentar las inversiones, de provocar caídas en la Bolsa, y de todos los inconvenientes que se presentaron en el campo económico venezolano en los últimos seis meses.

Chávez negó tal causalidad y se declaró defensor de un +capitalismo de rostro humano", comparable con "la tercera vía" del primer ministro británico Tony Blair, que manteniendo una economía de mercado incluiría matices socialistas que lo alejarían del +capitalismo salvaje+.

El intento del presidente electo de contrarrestar las maniobras adversas incluyó el ofrecimiento de todo tipo de garantías para los inversores extranjeros, reglas claras de juego y trámites exentos de +peajes" y otras formas de corrupción.

La campaña contra Chávez se cimentó también en la extrapolación de su pasado golpista al presente y en hacer creer que la violencia que utilizó para tratar de derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez en 1992 será enfilada ahora contra quienes contradigan su gestión.

Igualmente se hizo correr el rumor de que los altos mandos militares estarían dispuestos a dar "un golpe seco" para impedir la victoria de Chávez, al que derrotaron por las armas hace seis años, o para no reconocer su hipotético triunfo.

Esas versiones, sumadas a las anteriores, terminaron por crear un clima artificial de pánico que se filtró en influyentes esferas del exterior y terminó por esbozar una imagen de Chávez asimilable a la de los "gorilas" que encabezaron las pasadas dictaduras militares latinoamericanas.

El presidente electo intentó sacudirse esa imagen de "brutalidad" con citas poéticas y de la Biblia pero sin lograr evitar que, hasta ahora, se le siga viendo como un riesgo cuando no como una amenaza de involución.


 

 

 

 

 




 

Chávez, de 44 años, se convirtió el pasado domingo en el presidente electo más joven de la democracia venezolana y en el presidente que ha ganado unas elecciones con el más elevado porcentaje de sufragios.

 

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