EDITORIAL
El fracaso del día-puente de ayer
La obsecación de los
mandatarios actuales mantiene vigente las normativas del Decreto Ley 8 de
1997, mediante el cual se hace obligatorios los días-puentes para
cumplir los feriados de las efemérides y las conmemoraciones nacionales,
a pesar de la oposición manifiesta de la colectividad que resiste
tal cambio y defiende tradiciones valores y eventos de histórico
acontecer, descartando los intereses pequeños de los defensores quienes
sostienen los beneficios en el giro turístico y hotelero.
En el caso de ayer, lunes 7, cuando la inflexibilidad gubernamental adelantó
el feriado del Día de la Madre, fecha coincidente con la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, las consecuencias fueron evidentes,
una fortísima bofetada a la improvisación y al apuro, dado
que los comercios mantuvieron abiertas las puertas y prefirieron cancelar
los castigos financieros laborales para aprovechar las ventas y comercialización
del día.
En el caso específico de la celebración en honor a las
madres panameñas, las autoridades eclesiales, las entidades cívicas
y comunitarias de cumbre, formularon peticiones para que se reconsiderara
el traslado de la fecha, las que no fueron atendidas, y sirvieron de motivo
de chascarillos de insensibles miembros del "cogollito" mandatorio,
erosionando así las estimas que merecen los personeros de la Iglesia,
a la vez qe eliminaron actos que tradicionalmente se realizaron en las Juntas
Comunales, en evidente insensibilidad para con las sufridas madres de las
comunidades, los arrabales y los suburbios.
HOy, 8 de diciembre, la comunidad observará los rituales y reconocimientos
a las madres nativas, reafirmando la voz del pueblo, que debe atenderse
en su valía soberana; en adición, hoy habrá marcha
callejera, y reclamos obreros y estdiantiles contra los días-puentes
y la negociación que busca enajenar el agua y los alcantarillados
en manos de empresarios particulares.
No hay peor ciego que el que no quiere ver; eso ocurre con el régimen
perredista que se erosiona aceleradamente, mientras sus personeros de cumbre
siguen imbuidos de providencialismos y cantos de sirena; recuerdos del pasado.
La efemérides religiosa que coincide en Panamá con el Día
de las Madres constituye evento de obligatoria observancia para los católicos
y su vigencia supera cuatro siglos, motivo suficiente para que quienes deciden
en Palacio anden despacio, evitando causar un enfrentamiento que los deje
maltrechos, arrinconados y en verguenza: Los actos de hoy son argumentos
idóneos para rectificar, si se tiene ánimo constructivo y
consensuador.
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AYER GRAFICO |
Madres anónimas cuyo dolor antiguo pudre su existencia en la sierra
indígena. |
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