Hace cincuenta años Gilberto Arias Guardia tuvo un sueño: editar un diario dirigido al sector popular. A pesar de ser un abogado y especialista en economía egresado de Harvard y Yale, entendió que el periodismo debe tener ese sabor especial para llegar a las masas. Sabía cuál era la receta para convertir en poco tiempo a un tabloide en el periódico de mayor circulación en Panamá.
Gilberto tenía ese olfato especial que le ganó el mote de "Zorro Plateado". Era un hombre que se desenvolvía con la misma facilidad en los exclusivos círculos de Londres y Nueva York que en la campiña de Antón, Santa Mónica y Río Grande. Ese talento se lo inyectó a las páginas de Crítica.
En los primeros años -poco a poco- Crítica se fue afianzando para conquistar lectores. El diario imprimió en letras de molde parte de la historia del país. Luego tras el golpe castrense de 1968, el rotativo fue despojado a sus dueños y 21 años después fue recuperado.
Un 5 de enero de 1990, comenzó una nueva era con el retorno de la democracia y la edición nuevamente en manos de Gilberto Arias. Poco a poco bajo la dirección de Antonio Díaz comandó la circulación de medios impresos y desde entonces mantiene ese sitial.
En las últimas dos décadas ha sufrido algunos cambios en tamaño, inclusión del color y diseño, pero manteniendo siempre esa esencia popular que hace que el panameño sienta que "Crítica" es su marca de periódico.
La competencia de hoy es más feroz que nunca. Han aparecido nuevos diarios con precios más económicos, la introducción del Internet y otros medios electrónicos amenazan a los impresos, pero Crítica sigue teniendo lectores fieles.
La tarea de mantener el primer lugar no ha sido sencilla. Es un esfuerzo conjunto entre administrativos, periodistas, fotógrafos, producción, circulación y canillitas que hacen cada día su mejor esfuerzo para satisfacer al rey de toda esta cadena: ustedes los lectores.