Los bomberos lograron reducir los tres últimos incendios de un depósito de combustible que creó espesas columnas de humo visibles desde Francia, aunque las autoridades aseguraron que el humo no es tóxico.
El jefe de los bomberos en Hertfordshire, Roy Wilsher, dijo a los periodistas que el incendio que consumió 17 tanques de almacenamiento de crudo fue finalmente apagado.
Según Wilsher, los bomberos arrojaron 15 millones de litros de agua mezclada con 250.000 litros de concentrado de espuma durante las operaciones de extinción.
Las autoridades creen que la explosión ocurrida en el depósito de Buncefield, a 40 kilómetros al norte de Londres, fue un accidente, aunque examinarán todas las posibilidades.