Panamá pasó nuevamente la prueba. Pueblo, empresarios, nacionales, extranjeros y el gobierno cumplió la meta de solidaridad que cada año se fija para la Teletón 20-30.
La Teletón desde la década del ochenta, se ha convertido en un medio para que el panameño demuestre el grado de sensibilidad y solidaridad para con su prójimo y la versión número 19 del evento no fue la excepción.
Cada año, desde el panameño más humilde hasta el empresario más acaudalado comparte con los más necesitados, un requisito que llena el mandamiento divino de "Amar al prójimo como a sí mismo".
En esta ocasión, como todos los años en diciembre, el país le metió todo su corazón y se unió al llamado de miles de niños discapacitados, que necesitan de la atención especializada.
El viernes, sábado y esta madrugada cada panameño, dentro de sus posibilidades, demostró una vez más que su corazón es tan grande como el cielo que cobija al Istmo. Y no lo hace más grande la cantidad de dinero que donó, sino el sentimiento humano que removió esa acción.
Los adultos ayer se convirtieron en el ejemplo de los niños. Estos pidieron acompañar a sus padres a donar y de seguro, estos serán los hombres y mujeres que crecerán con ese sentimiento de solidaridad y humanidad que hará más grande una sociedad como la panameña.
El trabajo que realizó el Club Activo 20-30 es admirable. Año tras año organizan esta actividad trazándose metas confiados en el gran corazón del panameño, que grano a grano hace esfuerzos para apoyar la noble misión.
Esta jornada maratónica ha probado una vez más, que el panameño tiene nobles sentimientos.