Qué tienen en común, un reportero gráfico, un agente policial y un prestamista?
Quizás pocas cosas, pero la principal es que estas tres personas han sido víctima en esta semana, de la ola de inseguridad que afecta a diferentes puntos de la geografía nacional.
Ya no hay sitio en el país que escape a denuncias sobre asaltos y crímenes, que ya no solo se ven circunscritas a lugares populares conocidos como zonas rojas de la ciudad capital.
La violencia ha ido más allá y ha cruzado el puente hasta el interior del país.
Ya en cabeceras provinciales es común escuchar denuncias sobre una creciente ola de actos delictivos.
En la ciudad de Panamá, no solo sitios como El Chorrillo, Curundú, Río Abajo o Las Mañanitas, han sido escenario de actos de violencia, hace más de 10 días, los moradores de Coco del Mar, en el corregimiento de San Francisco quedaron sorprendidos porque a plena luz del día, en ese exclusivo lugar, un comerciante y su conductor fueron ejecutados en el automóvil en que viajaban.
"Se abrió la caja de Pandora" decía asombrado un morador de ese lugar de clase adinerada al ver con estupor que la inseguridad había tocado incluso las puertas de un área que en teoría debería ser muy segura.
Las autoridades aseguran que hacen todos los esfuerzos por combatir la ola delictiva, y solicitan una mayor colaboración de la comunidad para enfrentar juntos como sociedad el problema.
En los homicidios de esta semana, las autoridades policiales han dado con la captura de varios sospechosos mediante operativos en los lugares donde ocurrieron los hechos.
Lo cierto es que en los 100 primeros días del año, la cifra de homicidios en el país supera el centenar, sin que hasta el momento se haya dado a conocer a la opinión pública cómo avanzan la mayoría del resto de estos casos.
La sociedad espera que el país no haya caído en un camino de violencia sin retorno.