En esta vida, si nosotros no hacemos que las cosas sucedan, entonces cosas nos van a suceder a nosotros, pero nada agradables. En esta frase se resume la falta de decisión, perseverancia y disciplina que muchas veces nos afectan negativamente.
Hoy día, estamos viendo de nuestro Gobierno el mismo apresuramiento en que caen todas las administraciones cuando llega el período electoral.
Ahora se pretende construir todas las megacarreteras y puentes imaginables, al mismo tiempo que frenar los excesos en el precio del combustible, realizar ajustes en el mercado de la energía eléctrica y acelerar un proyecto de nuevo sistema de transporte.
Hubo suficiente tiempo en los 4 años y medio que han transcurrido de la actual administración para realizar con calma y planeadamente todo esto. El detalle es que en esos 4 años y medio, no existía el factor desesperación. Y cuando nos referimos a desesperación, hablamos a la posibilidad real de que el actual partido en el poder pierda las próximas elecciones, dadas las más recientes encuestas de opinión.
Lo mismo sucedió durante el Gobierno anterior. Probablemente la medida más famosa que tomó aquel Gobierno en sus últimos días fue la famosa "Mano Dura" que muchos ahora quieren repetir. Fueron varios meses de una elevación en la intensidad de las acciones represivas de los estamentos de seguridad, que en su momento fue bien visto por la ciudadanía, pero que al final no surtió el efecto deseado por los gobernantes de potenciar su continuidad en el poder.
�Y por qué no sirvió? Porque ya era demasiado tarde. Porque la población de este país no es tan tonta como sus gobernantes creen. Era notorio entonces y es notorio ahora que tales medidas son absolutamente circunstanciales, y motivadas por el temor de que el pueblo les pase la factura y los aleje de "La papa".
Los panameños no debemos imitar esta tendencia. Los vagos e irresponsables se ponen a trabajar como locos y a hacer teatro de su falsa eficiencia cuando saben que tienen los días contados en su empleo. Pero cualquiera que sepa ver sabe que esto es una fachada que mantiene hasta que baje el peligro.
Esto es lo que no ha terminado de entender nuestra clase política, y cada 5 años el pueblo sigue pasándoles la factura. Tal vez cuando uno se encuentra inmerso dentro del monstruo de los partidos políticos, es difícil darse cuenta. No lo sabemos. Pero viendo desde la distancia, está clarito: A nadie engañan con sus aspavientos.
