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Las hijas de mi tía Rogelia

Hermano Pablo | Reverendo

�Mi tía Rogelia vive en la calle del Olvido N.� 101. Regordeta y rellenota de carnes y de ideas tétricas y apocalípticas, es, sin embargo, una de las madres modelo en esta sucia y dichosa ciudad de San José. Siete veces bendijo Dios su matrimonio, y mis siete primas representan esas siete bendiciones.

��Pobre, tía Rogelia, presidiendo semejante regimiento de solteronas! Sí, la palabra es dura, pero exacta. Mis primas representan en sus dolorosos extremos las tres clases conocidas hasta aquí de solteronas. En ese calvario hay tres estaciones. En la primera, la paciente es aún amiga de la humanidad, porque aún conserva alguna esperanza de un matrimonio "in extremis". En la segunda, adiós a los hombres y sus engaños. El fuego sagrado del corazón es empleado y consumido en una lora, un gato o un perrito. Los efluvios de su alma, no comprendidos ni aún quizás apercibidos por ese animal sin plumas que se llama el hombre, han encontrado un ser peludo, emplumado o escamado, que las comprenda, las quiera y las acaricie. En la tercera época solteril, ya no son bastantes los cariños de Coscolina ni los brincos del Cook. Las monerías de la gatilla Filis no hacen ya sonreír a su desventurada dueña. El amor que es reconcentrado y abstracto en la solterona de tercer grado es, pues, esencialmente devoto y religioso.

�Para mis primas, todo joven que visita una casa es o novio o seductor de alguna hija de la misma... Toda mujer bella o graciosa es tonta o coqueta; los hombres que no las atienden son mal educados, y si esos mismos hombres atienden a otras, es con malos fines. En una palabra: son mis primas las siete plagas de Egipto�.

�Quién hubiera pensado que un estadista de la talla de don Manuel Arg�ello Mora fuera capaz de describir de una forma tan transparente a miembros de su propia familia? Tal vez se deba a que lo hizo bajo el seudónimo de Simplicio Cucufate. Fue así como publicó una serie de ocho cuadros en la revista �Costa Rica Ilustrada� en 1887, poniéndole por título general �Mi familia�.

Menos mal que Dios no juzga así a las solteronas del mundo. A toda mujer considerada solterona, Dios le dice, al igual que a las viudas y a los huérfanos: �Si te quejas ante mí, yo atenderé a tu clamor, pues soy un Dios compasivo�.




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