Bueno, bueno, la formación, equipamiento, presupuesto, pie de fuerza y mando único de la actual Policía del país parecieran estar generando un uso excesivo de la fuerza bajo un manto de impunidad, como sucedió en Bocas del Toro, luego con unos pescadores y ahora con los criminales sucesos del centro de cumplimento que ha costado varias vidas.
Por cierto que la Policía es un órgano del control social formal, cuyo objetivo es la protección de la sociedad, frente al peligro.
De paso es la institución del Estado que hace valer las limitaciones de la ley sobre la libertad de los individuos y grupos, para salvaguardar y conservar el orden público y seguridad de los asociados, cuidando la incolumidad de las personas y prestando socorro en casos de infortunio.
Pero más que instrumento del Estado lo es de cada gobierno y su actuar varía de acuerdo con el tipo de gobierno del Estado y más que controlado por la ley y la justicia, lo es por el Ejecutivo, máxime cuando este también influye sobre el judicial y el Ministerio Público.
A diferencia del ejército que está para, como especificó el clásico Clausewitz, la destrucción total del enemigo foráneo que ataca el territorio nacional, la Policía está para someter a desordenados o amotinados, no para matarlos.
Sin embargo, en los años 50, surgió la llamada "Doctrina de la Seguridad Nacional" clamando la guerra y el enemigo interno, dirigido primero a los comunistas y hoy en día al llamado narcoterrorismo.
En nuestro país, la profesionalización de la Policía llevó a su militarización y del uso de la caballería y los motorizados con lacrimógenas, se sometieron las manifestaciones, luego, se transformó en Guardia Nacional y finalmente, Fuerzas de Defensas con sus armas de infantería, marina y aviación. Además de cuerpos especializados con antimotines y UESAT, entre otras.
Así de una política policial de controversia y control, se pasó a la militar de disciplina y obediencia.
Volvieron las diferentes armas; SAN, antimotines, Linces, fronterizos, SPI, con armamentos sofisticados y una ley que los inmuniza de cualquier exceso de uso de fuerza.
De convertirse en instrumento político, perdidos los controles legales, con un Ejecutivo benévolo y un Judicial encubridor, la Policía se alejaría de la comunidad a la que debe servir y la someterá.
La pensadora francesa Simone Weil expresó: solo el equilibrio aniquila la fuerza.
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos, que el próximo jueves habrá más. Hasta entonces.
