EDITORIAL
El carnaval y el desenfreno en los medios
de comunicación
El Ministerio de Educación,
el de la Juventud, y la flamante Junta de Censura, parecen no haberse percatado
del nuevo atentado que se va a perpetrar contra la salud moral de nuestro
pueblo.
En un reportaje anunciado por una televisora local, en las que se proyectaron
la degradación de un núcleo de la sociedad santeña,
se mostraron imágenes de homosexuales, borrachos y pervertidos durante
el carnaval del año pasado en la península de Azuero. La desfachatez
de esas tomas para la televisión nacional, pone de manifiesto la
incultura y la baja calidad de esos programas, que en nada contribuyen a
la cultura nacional.
Causa extrañeza el silencio cómplice de ambos ministerios
y la Junta de Censura, además de los clubes cívicos que no
se han opuesto de forma vehemente a la transmisión de estas imágenes.
Cualquier diplomático o extranjero que nos visite se llevará
la impresión de que el carnaval lo celebramos los panameños
al estilo de Sodoma y Gomorra. Ya en años anteriores, la Iglesia
Católica ha denunciado el desenfreno que se da en poblaciones santeñas
durante las fiestas del Rey Momo, donde el licor, el vicio, los excesos
y la ofensa del sexo son la tónica dominante. Pero la exaltación
del homosexualismo y la perversión de los invertidos como si fuera
algo gracioso, parece divertir a los productores de estos programas que
se han tomado por asalto la televisión panameña.
Es lamentable que instancias superiores de nuestro gobierno, no hagan
nada al respecto y avalen con su indiferencia e indolencia lo que está
aconteciendo. Pero más lamentable es que unos jóvenes en forma
irresponsable hagan uso de los micrófonos de la radio y televisión,
y nada se lo impida porque las autoridades temen que los califiquen de arcaicos
u obsoletos, por lo que contemporizan con quienes lo deben sancionar por
este irrespeto al pueblo panameño.
Que no se diga que el frenar vulgaridades es un ataque a la libertad
de expresión, como pretenderán algunos, pero las fuerzas vivas
de nuestra sociedad deben ya presionar para que en las pantallas de nuestros
televisores no aparezcan más de estas escenas aberrantes, queremos
dejar testimonio de nuestra protesta por la amoralidad de que se viene haciendo
gala en las fiestas carnestolendas.
El carnaval, que es una fiesta pagana, también es una inyección
turística, otrora, los festejos se caracterizaban por el buen gusto
y la decencia. Las comparsas se distinguían por su garbo. Incluso,
los carnavales interioranos estaban libres de la plaga capitalina de la
indecencia y eran una exaltación al folclor. Pero un torbellino de
globalización y de malas influencias cambió este panorama
por unos "culecos" sin estética y de tediosos desfiles
que marcan el principio del final.
Estos carnavales de la inmoralidad y el desorden también son
señales de los últimos tiempos.
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AYER GRAFICO |
Hoy 6 de febrero se celebra el Día del Fotógrado y Camarógrafo |
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