Sábado 6 de febrero de 1999

 








 

 


EDITORIAL
El carnaval y el desenfreno en los medios de comunicación

El Ministerio de Educación, el de la Juventud, y la flamante Junta de Censura, parecen no haberse percatado del nuevo atentado que se va a perpetrar contra la salud moral de nuestro pueblo.

En un reportaje anunciado por una televisora local, en las que se proyectaron la degradación de un núcleo de la sociedad santeña, se mostraron imágenes de homosexuales, borrachos y pervertidos durante el carnaval del año pasado en la península de Azuero. La desfachatez de esas tomas para la televisión nacional, pone de manifiesto la incultura y la baja calidad de esos programas, que en nada contribuyen a la cultura nacional.

Causa extrañeza el silencio cómplice de ambos ministerios y la Junta de Censura, además de los clubes cívicos que no se han opuesto de forma vehemente a la transmisión de estas imágenes. Cualquier diplomático o extranjero que nos visite se llevará la impresión de que el carnaval lo celebramos los panameños al estilo de Sodoma y Gomorra. Ya en años anteriores, la Iglesia Católica ha denunciado el desenfreno que se da en poblaciones santeñas durante las fiestas del Rey Momo, donde el licor, el vicio, los excesos y la ofensa del sexo son la tónica dominante. Pero la exaltación del homosexualismo y la perversión de los invertidos como si fuera algo gracioso, parece divertir a los productores de estos programas que se han tomado por asalto la televisión panameña.

Es lamentable que instancias superiores de nuestro gobierno, no hagan nada al respecto y avalen con su indiferencia e indolencia lo que está aconteciendo. Pero más lamentable es que unos jóvenes en forma irresponsable hagan uso de los micrófonos de la radio y televisión, y nada se lo impida porque las autoridades temen que los califiquen de arcaicos u obsoletos, por lo que contemporizan con quienes lo deben sancionar por este irrespeto al pueblo panameño.

Que no se diga que el frenar vulgaridades es un ataque a la libertad de expresión, como pretenderán algunos, pero las fuerzas vivas de nuestra sociedad deben ya presionar para que en las pantallas de nuestros televisores no aparezcan más de estas escenas aberrantes, queremos dejar testimonio de nuestra protesta por la amoralidad de que se viene haciendo gala en las fiestas carnestolendas.

El carnaval, que es una fiesta pagana, también es una inyección turística, otrora, los festejos se caracterizaban por el buen gusto y la decencia. Las comparsas se distinguían por su garbo. Incluso, los carnavales interioranos estaban libres de la plaga capitalina de la indecencia y eran una exaltación al folclor. Pero un torbellino de globalización y de malas influencias cambió este panorama por unos "culecos" sin estética y de tediosos desfiles que marcan el principio del final.

Estos carnavales de la inmoralidad y el desorden también son señales de los últimos tiempos.

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Hoy 6 de febrero se celebra el Día del Fotógrado y Camarógrafo


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no organizo la red vial adecuadamente


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