"Si no está dañado, para que lo reparas", es una frase usada en los negocios. La premisa indica que cuando algo funciona bien debe mantenerse y no experimentar cambios, que trastoquen la labor de una organización.
Se comprende que nada es estático y todo evoluciona, pero los ajustes que se hagan deben ser para mejorar y no complicar. El éxito de todo radica en la sencillez, sobre todo tomando en cuenta que el ser humano rechaza todo tipo de cambios.
Si tienes alguna máquina que funciona adecuadamente, trata de mantener ese equipo, pero si te vez en la necesidad de reemplazarlo, hazlo de la forma menos traumática posible.
La mejor manera de introducir los cambios es estableciendo mecanismos operativos sencillos, un tanto similares a los que se reemplazan. No se pueden hacer ajustes a la brava, porque al final desgastas al personal y generas molestias a todos.