El toque de queda establecido por los alcaldes de los distritos de Panamá, Colón y San Miguelito, busca reducir en algún grado la violencia juvenil que impera en las calles, pero no hay que olvidar que las estadísticas revelan que son los adultos los que registran mayor índice de delincuencia.
En los tres distritos se concentran el 80% de los 37 mil delitos que cada año se cometen en el país. El prohibir que menores de 18 años circulen por las calles después de las 9: 00 p.m. no resolverá nada, si la medida no se acompaña de una vigilancia en las calles.
De igual modo hay que ser contante que los decretos alcaldicios emitidos para tales efectos y que no se relaje la situación. Es común en Panamá que cuando se produce alguna crisis se hacen toda clase de operativos y al cabo de algunas semanas, se vuelve a las tradicionales infraciones.
Un caso típico son los famosos operativos de la Autoridad Nacional del Tránsito y Transporte Público, que se desarrollan contra los conductores de autobuses cuando se produce una desgracia, pero que luego se olvidan.
Ojalá que el cabo de algunas semanas no se vuelva a observar a mozalbetes en las calles a altas horas de la noche estacionados en las calles de los barrios con el equipo de sonido de sus autos a toda mecha y a unos policías que pasan frente a ellos, sin llamarles la atención.
Los decretos y las leyes en materia de seguridad están, lo que faltan es funcionarios que las hagan cumplir y que no adopten la política del avestruz o el dejar pasar, para no cumplir con sus obligaciones.