EDITORIAL
Al margen de la política partidista
Mientras la vorágine
política consume al país, una serie de sucesos se dan en las
calles citadinas y en las oficinas públicas, mientras la cúpula
gobernante se muestra indiferente o apática para atender estas anomalías.
Se ha filtrado que hay numerosas quejas en el pago de pensiones alimenticias
en las corregidurías del interior de la República, pero el
Ministerio de la Familia y la Niñez no actúa como es debido
para que los padres de familia las cobren. En Chitré, por ejemplo,
las madres tienen que sufrir groserías del personal subalterno, además
de la postergación en la entrega de las asignaciones que les han
sido fijadas por las autoridades. Este ministerio debe poner más
atención a los padres que no cumplen con la manutención, especialmente
en la región de Azuero.
En una de las emisoras capitalinas se hizo la denuncia de que cuatro
miembros de la DIIP balearon a un ciudadano y éste responsabilizó
a la policía de Parque Lefevre, quienes lo dejaron tirado en el Hospital
San Miguel Arcángel. De acuerdo al denunciante, esto ocurrió
en presencia de numerosos testigos.
Ayer mismo, una ciudadana también denunció en el programa
"Amanecer Típico" de RPC Radio que un conductor de taxi
le había faltado el respeto y tocado en sus partes íntimas
en las inmediaciones del restaurante El Cruce de Calidonia. Según
la querellante, este sujeto en forma impune acostumbra a estos actos porque
no hay vigilancia en el sector.
Estos sucesos se registran en forma cotidiana en nuestras comunidades,
pero nuestras autoridades, absorbidas por la política, poca o ninguna
atención le ponen a la solución de estos problemas.
La pesadilla de los policías de Tránsito que nunca están
cuando se les necesita; los vecinos que arrojan basura y agua sucia a las
calles; la cada vez más creciente presencia de piedreros y ladronzuelos
en nuestros barrios y la laxitud de los policías en atender una denuncia,
está llevando al borde de la desesperación a la ciudadanía
que ahora tiene que defenderse de los ladrones y de algunos policías
delincuentes.
El gobierno también tiene que enfocar su óptica en estos
problemas que también son importantes. La flexibilidad que se está
dando con las pensiones alimenticias no le hace ningún bien a las
autoridades provinciales pertinentes que por compadrazgo o por amistad postergan
el pago de esas obligaciones y la altanería y amenazas de los funcionarios
subalternos tienen ya que acabar.
Demandamos, pues, una investigación exhaustiva de todas estas
denuncias que inciden en el estado anímico de la comunidad que ya
comienza a irritarse.
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