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Un edén para el desdén

Hermano Pablo | Reverendo

Ella nunca pudo recordar la discusión ni su propio alegato. La voz de él, de eso sí estaba segura, la invadió con recordaba... el portazo con que se fue para siempre...

Empezó a recuperarse lentamente porque muy fuertes los otros de rencor, de revancha, de desdén y de "a mí no me puede hacer esto". La fueron aliviando las pastillas de... la dulzura con que contaba las atrocidades del monstruo, a quien, después de darle todo, se largó con una cualquiera. Pronto se dio cuenta de que su historia era idéntica a la de miles de mujeres...

Un día contó que él había vuelto arrepentido, seguro de que ella era la única. Inventó salidas y encuentros... acercamientos y cortejos. Compró ropa nueva, apareció con regalos, cambió de peinado, acentuó el maquillaje adquirió un lenguaje pintoresco... Dejó de quejarse de los hombres. Tenía tanta suerte: el suyo era ideal.

Después de que lo instaló de nuevo en la casa, pasó por una larga etapa de aprendizaje para ser habilidosa y amable... para ser feliz... y desalojar todo lo amargo.

Todo iba perfecto porque... estaban juntos con su mejor y más brillante sonrisa de espejo, aunque a ella le preocupaba la insignificancia de ese hombre feo, sin la menor gracia, carente de ingenio... poco emocional, salvo cuando se enfurecía y la insultaba... Ahora ella no le permitía enojo, ni furia ni resentimiento alguno porque dirigía la escena, era capaz de embellecerlo y amarlo, de cortejarlo... manipuladora de lo ya ajeno, encerrada dentro de sus hábitos y manías de crear un edén para el desdén.�

Así resuelve su difícil situación la mujer anónima del cuento "El edén del desdén", publicado por la escritora costarricense Carmen Naranjo, en su obra de cuentos titulada "Otro rumbo para la rumba".

Pero, �acaso hay alguna solución aparte de "crear un edén para el desdén"? Sí, la hay. La clave es que cada hombre que vive con una de esas mujeres descubra que el plan divino es que él se case y llegue a ser un solo cuerpo con su esposa, y que ella lo respete, consciente de que él la ama al extremo de estar dispuesto a dar la vida por ella. Así, juntos, crearán un paraíso en su hogar, en el que florezcan el cariño y el aprecio mutuo.




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