FAMILIA
"Las variedades de la mente"
Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida
La serenidad produce amplios
dividendos en la salud física. El tono emocional de la mente probablemente
tiene más efectos sobre la función del cuerpo que cualquier
otro factor. Los perturbados mentales no solamente están enfermos
de la mente sino de todo. Esta condición no se limita solamente en
los casos severos. Millones de personas sufren diferentes dolencias que
son producidas por el resuelto de la presión emocional bajo la cual
viven y trabajan. Los médicos conceptúan que, muchas de las
dolencias de sus pacientes son causadas directamente por conflictos de tipo
emocional. Estas personas sufren de algo muy común conocido como
desorden funcional, esto significa que no hay nada especialmente malo en
los órganos de sus cuerpos, sencillamente está descompuesta
la forma en que los órganos trabajan en conjunto; también
después de un largo funcionamiento impropio puede producirse un daño
en los tejidos; todo esto nos lleva a realizar que si la gente aprendiera
a evitar los conflictos emocionales, se eliminaría un alto porcentaje
de incapacidad física.
Al ser descubiertas las endorfinas que representan un eslabón
sumamente importante para comprender las relaciones entre la mente, los
sentimientos y el cuerpo, la mente y sus componentes se encuentran estrechamente
afectados por las diferentes emociones o traumas que enfrente el ser humano.
El hombre moderno se ha familiarizado tanto con las enfermedades y sus síntomas,
que da por hecho la habilidad del organismo para manejarse; cada una de
los millones de células del organismo conoce instintivamente lo necesario
para conservar su propia salud, el sistema nervioso es una compleja interelación
de comunicaciones que integran automáticamente todas las funciones
necesarios para mantener el cuerpo sano y fuerte.
Es decir que el proceso bioquímico de la digestión funciona
las venticuatro horas diarias sin el pensamiento consciente del individuo;
todo este conocimiento oculto está contenido en las células
desde el nacimiento. Si el crecimiento físico, mental y emocional
progresan juntos, armoniosamente, el individuo retendrá la habilidad
innata para conservar la salud física. Es sólo cuando la mente
y las emociones dejan de marchar al paso con el desarrollo físico,
que las funciones del cuerpo se desarreglan o se perturban por falta de
armonía.
Cuando el conflicto mental alcanza cierta severidad, el cuerpo puede
enfermarse por los solos efectos de la emoción. Las emociones integradas
producen en la mente una sensación de bienestar, el miedo, los celos,
la culpa y los resentimientos, todos empiezan a ser reemplazados por el
amor, el gozo, la confianza y la esperanza. Estas emociones dan como resultado
un cuerpo relajado, confortable, en el cual las células individuales
son capaces de expresar su natural inteligencia a través de un funcionamiento
normal. Entonces lo que pensamos se vuelve extremadamente importante si
queremos que funcionen con máxima eficiencia. La buena salud produce
una sensación exuberante, la alegría, es en gran proporción
el resultado de un excelente estado físico y mental. Los seres humanos
no siempre apreciamos plenamente el placer maravilloso de un perfecto funcionamiento
de las células, hasta el día en que súbitamente nos
enfermamos y quedamos obligados a permanecer en cama por un tiempo. A medida
que regresa la buena salud y una vez más somos capaces de dormir
por las noches y comer normalmente, miramos el mundo alrededor y nos decimos
con ojos nuevos: ¡Que bueno es estar vivos¡
Todos los seres humanos estamos expuestos a confrontaciones emocionales
y sólo en la medida en que encontremos una estabilidad emocional,
mental y física seremos merecedores de esa gran recompensa que nos
obsequia nuestro organismo: La buena salud.
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