La justicia tarda pero llega. Así reza un viejo adagio, el cual les cae como anillo al dedo a un grupo de individuos acusados de estar comprometidos en el secuestro de los niños Davi y Alexandre Nicole Garrido.
Su suerte comenzará a definirse mañana miércoles 16 de marzo, al comenzar una audiencia en el Juzgado Segundo Penal, en San Miguelito.
Los menores fueron privados de su libertad un oscuro lunes 12 de agosto del 2003. El suceso ilícito aconteció en los predios del colegio internacional SEK, en Cerro Viento.
Los niños son hijos del abogado Jorge Garrido, quien junto al resto de sus familiares pasó muy malas horas por culpa de quienes en poco tiempo querían ser "ricos y famosos" como las estrellas del celuloide.
Los forajidos reclamaron inicialmente el pago de un rescate de cinco millones de dólares, y luego bajaron a trescientos cincuenta mil.
Los pequeños, al igual que el chofer Raúl Clarence, fueron encontrados maniatados en un viejo cuarto dentro de un edificio de Carrasquilla, localizado frente a la "Panificadora Ideal", tras un exitoso operativo conjunto implementado por los estamentos de seguridad.
Allí eran custodiados por Pedro Jaramillo Abrego y Ernesto Rook Rodríguez, posteriormente detenidos.
Los menores y el conductor tenían un suéter sobre su cabeza; sólo le dejaron la nariz y boca con visibilidad.
Los pequeños fueron trasladados en forma inmediata al Hospital San Fernando para un chequeo general. Se dijo que estaban en buenas condiciones de salud.
Al centro médico se apersonó el entonces director de la Policía Nacional, Carlos Barés, el fiscal auxiliar Carlos Augusto Herrera y la mandataria Mireya Moscoso, quien personalmente llevó a los niños a casa de sus padres.
LAS PISTAS
Trascendió que a los secuestradores se les interceptaron sus llamadas por medio de una triangulación cuando hablaban respecto a la cuantía del rescate a reclamar.
Por esa operación fueron capturados en primera instancia en Santa María, Bethania, los individuos Ricardo Eugenio Jackson Mcklean, Rainier Echeverría Camero y Glen Javier Llorente, quienes estaban dentro de un auto tipo Audi con placa 141168; iguales operativos policiales se realizaron en El Dorado y Río Abajo.
La situación está tan dura que los abogados querellantes pidieron que Martín Aguilar Martínez fuese incluido en el llamamiento a juicio, pese que el Juzgado Segundo pidió un sobreseimiento provisional.
INVESTIGACIONES
Este grupo de elementos deseosos de "ganar dinero en forma ligera" tiene un extenso prontuario policivo, en especial robos a bancos.
El secuestro tenía sus mentores, entre los que figuraban Ricardo Eugenio Jackson Mcklean, presunto cabecilla de la banda; Javier Enrique Llorente, quien vigilaba a los chiquillos; y Raúl Clarence Lominett, conductor de los pequeños.
LA CONFESION
Este último -con lágrimas en sus ojos- confesó en la Fiscalía Auxiliar. Se declaró confeso del plagio de los pequeños de 12 y 13 años de edad.
Clarence confesó ante las autoridades policiales que accedió a informarle a los delincuentes acerca de los movimientos de la familia, a fin cometer el secuestro de los pequeños.
Pero todo no termina aquí, pues el chofer que gozaba de la confianza de la familia Garrido, pasó quinces meses en presidio de los cincuenta que debía cumplir por un caso de robo con dos de los ahora detenidos, entre los cuales figuraba Eugenio Jackson Mcklean.