Jueves 25 de marzo de 1999

 








 

 


FAMILIA
El temor, enemigo interno

Lic. Joaquín Alberto Arias E.

Existe mucha gente que no sabe cómo ahuyentar al miedo de su mente. Si son pobres, creen que teniendo salud y dinero no temerían a nada ni sentirían el menor fastidio.

Creen que si tuvieran mayor abundancia de cosas y lujos podrían desechar la ansiedad y sus consecuencias; pero la verdad sale a relucir cuando logran lo apetecido y sigue persiguiéndoles en otra forma, el mismo enemigo o temor. El aburrimiento y el temor son los peores enemigos de la felicidad y asesinos de la dicha. Realmente el miedo es un antiguo enemigo del hombre y el fastidio es su antipático cómplice, el miedo fue siempre algo instintivo y propio de la condición humana, sin embargo el fastidioso aburrimiento no es más que una enfermedad generalizada de nuestros tiempos. Una persona de excelentes cualidades, pero continuamente perturbada por el temor arruinará su carrera. El temor aniquila la esperanza desvanece la fuerza de concentración y anula la iniciativa. Este temor interno nuestro es enemigo de cualquier proeza y envenenador de toda felicidad. Hay personas que creen estar bajo la amenaza de la desgracia y esta sensación les acosa hasta en los instantes más felices de su vida; estos temores son tan intrínsecos que afectan al individuo de tal forma que no disfruta del placer de un momento de dicha. Otros hay cuya felicidad no es completa por el solo temor de una enfermedad imaginaria, describen sus tremendos síntomas con tanta seguridad como si ya sufrieran al trauma en su organismo, este miedo constante dificulta la digestión, anula la resistencia física y nos afecta enormemente nuestro cuerpo. El temor afecta y altera la circulación de la sangre, envenena las secreciones y debilita los nervios. Las cosas que nos deprimen y angustian nos producen temor y ansiedad, es entonces cuando se comprimen los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo para entonces entorpecer el funcionamiento normal. ¡MIEDO! terrible fantasma de la imaginación que la humanidad no ha podido librarse para darle paso a la libertad del alma; parece como si el ser humano estuviese acorralado y le obliguen a pasar por el callejón de las desgracias como se vieron acometidos nuestros antepasados sin poder destruir el miedo de sus mentes. Desde los albores de la historia hasta el tiempo presente hemos sido atormentados por los fantasmas del temor en sus diferentes formas mentales y una sola desgracia imaginaria: el temor mismo.

Ha llegado la hora de vencer al temor atacándole de frente con ímpetu, valiéndose de sentimientos más poderosos; la confianza y la fe, los liberaremos del temor, alejándolo poco a poco hasta reemplazarlo. Una vez desalojado seremos premiados con el gran don de Dios: la paz.

El sufrimiento nos golpea contra alguna de las realidades más duras de la vida. Nos esfuerza a preguntarnos que cosas son verdaderamente importantes en la vida. Al evaluar nuestro rumbo y nuestros propósitos, nos acercamos a la honestidad personal con respecto a nosotros mismos y a los demás- Cualquiera que se haya sentido cerca de la muerte, recordará la clara introspección que la experiencia le trajo, algunas cosas que parecian importantes, resultan triviales y secundarias. El sufrimiento puede enseñarnps a canalizar nuestra fuerza por rumbos verdaderamente importantes. La buena suete no es tanto un producto de la circunstancias como el resultado de nuestra forma de confrontar los ehchos de la vida.

 

 

 

 



 

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