LAS NOCHES LAS ALUMBRAN CON GUARICHAS
El desarrollo no ha llegado a El
Cacao
Isabel Castro
Darién- EPASA
Con apenas una guaricha,
confeccionada con un poco de kerosene y un trapo, los habitantes de la comunidad
de El Cacao en el distrito de Capira alumbran sus noches; un foco de mano
es de gran ayuda a la hora de emprender el viaje hacia algún lugar.
Con el tiempo se ha aprendido a convivir con estas necesidades.
Para llegar a esta comunidad, arropada por la falda de diversas montañas,
se debe atravesar por una carretera aún en construcción, existiendo
el temor de los que diariamente la utilizan de que por los vaivenes políticos
no sea terminada. Su construcción permitiría hacer más
fácil la salida de los productos hacia los mercados locales.
No obstante, todavía falta un largo tramo de la carretera por
construir y el cual durante la época lluviosa será un obstáculo
para los conductores de las "chivas", ello incluyendo a los estudiantes
de la escuela primaria de El Cacao que deberán optar por no asistir
a clases o quedarse en casa.
El tramo carretero por construir es bastante accidentado y los saltos
son comunes, algo a lo cual - nos comentaba uno de los viajeros -, la persona
termina acostumbrándose. No obstante, el paisaje que la naturaleza
regala parece querer compensar las fatigas del viaje, en un punto es posible
observar la cadena montañosa que separa a este corregimiento de la
provincia de Colón.
Al llegar al lugar, las pequeñas casas, algunas bastante pobres,
dan la bienvenida. La escuela, un centro de salud, la corregiduría
y por supuesto el jardín de baile en donde la venta de bebidas alcohólicas
es imprescindible, su ubicación en donde confluyen los caminos de
llegada y salida hacia otros pueblos la hace propicia para "refrescarse".
En El Cacao los problemas parecen viajar y permanecer al igual que en
el resto del país: el mal estado de la escuela, la falta de carreteras,
tendido eléctrico y los pleitos por causa de la bebida son tan solo
algunos de ello.
Según una de las residentes de esta comunidad, el único
teléfono existente y el cual funciona con panel solar, parece ser
el juguete preferido de algunos jóvenes del lugar durante las horas
de la tarde, por lo que resulta común que se encuentre dañado.
Debido a la falta de este aparato el único sistema de comunicación
hacia el exterior es por medio de los conductores, quienes pueden dar los
"recados".
Otro de los problemas es la falta de vigilancia en la escuela, sugiere
ella que al menos dos celadores debieran nombrarse, la situación
se complica debido a la falta de atención que aparentemente el Ministerio
de Educación dispensa a esta escuela rural.
A invitación de nuestra interlocutora, visitamos el plantel y
se pudo comprobar el estado en que se encuentra. Uno de los salones está
construido con tablas, las cuales se hace necesario renovar.
Este plantel educativo durante las horas de la mañana funciona
como escuela primaria y durante el turno vespertino se trasforma en un Primer
Ciclo, con un internado para estudiantes de áreas bastante alejadas.
Los baños y letrinas existentes para este fin se encuentran deteriorados,
algunos se encuentran con las puertas caídas y otros ya no cuentan
con ellas.
En un letrero arrinconado en la parte trasera de la escuela se detalla
la inversión realizada por el actual gobierno en dicho plantel educativo
y que constaba del reemplazo y equipamiento a un costo de B/.82,998.16;
dinero este que fue aportado a través del Fondo de Emergencia Social
en el proyecto número 4012.
Además de ello, un gran número de bancas se encuentra tiradas
en un sitio en donde se quema basura.
Pero no todo es malo. Existe un corral en donde se crían pollos
para el consumo del comedor escolar, lo que permite a los estudiantes mantenerse
bien alimentados; lo cual se complementa con la fortuna de poder estudiar
en un lugar con aire puro y con menor riesgo de que se introduzcan estupefacientes.
El centro de salud existente, permite brindar sino toda la atención
debida si la necesaria, a pesar de ello las personas picadas por serpientes
o alacranes deben ser sacadas con premura hacia el centro hospitalario más
cercano. Ello significa, a criterio de una de las personas que acude al
mismo, la necesidad de médicos permanentes.
Durante las noches, en la comunidad de El Cacao, a lo lejos es fácil
reconocer el andar de una persona, ya sea a pie o cabalgando, por el foco
de mano - un compañero indispensable en las noches - y el saludo
campesino que persiste a través del tiempo.
A pesar de los problemas existentes, muchos nos aseguraron que prefieren
vivir en este lugar, en donde cuentan con un pedazo de tierra que les pertenece
antes que aventurarse emigrando a otros sitios urbanos en el distrito de
Capira.
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