La semana pasada un grupo de integrantes del Gabinete del actual gobierno se tomaron unas mini vacaciones para hacer política, en favor del candidato presidencial oficialista. Aunque la ley electoral permite ese tipo de situaciones, al populacho no deja de arrancar molestias hechos como el registrado en Penonomé.
El pueblo entiende que hay demasiados problemas en el país para que sus ministros se entretengan promoviendo a un determinado candidato. El propio Código Electoral establecía que todo aquél funcionario con mando y jurisdicción que pretendía aspirar a un cargo de elección, debía separarse en noviembre pasado.
Aunque los ministros en cuestión no buscan ninguna posición en los comicios del 2 de mayo, no es correcto que distraigan sus responsabilidades en la administración pública, para promover por calles y avenidas a una figura que aspira al solio presidencial.
En todo caso, ese tipo de hechos en vez de beneficiar al candidato oficialista lo afecta, porque el común del panameño percibe -aunque esto no sea así- que de una u otra forma se están utilizando indirectamente recursos del Estado.
Es lógico que un Ministro simpatice con el candidato oficialista, pero puede guardar esos ímpetus para cuando culmine su jornada de trabajo o para los fines de semana.
La gestión ministerial requiere de funcionarios dedicados a tiempo completo y no que se esfumen un día inesperados en vacaciones de dos días, para dedicarse al proselitismo político.