Una mujer dio a luz a su pequeña hija cuando sólo tenía 14 años de edad. La niña creció. Hoy día tiene 14 y su madre 28. Es una madre joven con una hija desarrollada.
Un día, en una conversación de madre e hija, la niña le dijo a su mamá que ella lo tenía más grande que ella. Su madre le discutió que no era así, porque era lógico que por su edad la que lo tenía más grande era ella.
Llegaron al punto de descubrirse un poco el vestido para colocar su mano sobre esa parte. Una puso el oído, mientas que la otra dejaba su mano firme para sentir un movimiento.
"Yo lo tengo grande", gritaba la hija. "No mi amor, soy yo", le contestaba su madre, hasta que un transeúnte se metió en la conversación y les dijo a ambas: "no me importa quién lo tenga más grande, pero algo sí les aseguro, ustedes se ven muy bien y yo tengo ganas".
Las damas se miraron y se preguntaron �Qué estará pensando este viejo? El cree que estamos hablando de nuestra partes íntimas, dijeron.
Estimado señor, sea usted más respetuoso. Mi hija y yo estamos hablando del corazón. Ella dice que lo tiene más grande que el mío.
Si usted es una de estas personas que pensó que estábamos hablando de sexo, se equivocó.
Nunca debe poner su mente a trabajar de esa forma. La mente del hombre es perversa y está llena de inmundicia. No dé lugar a pensamientos oscuros que minimicen su andar. Abra las puertas de su ventana para que la luz ilumine su pensar. Así hará que la oscuridad desaparezca de su vida.
Es cierto que nuestra lengua es algo ambigua. Se presta para el doble sentido, pero no debe haber lugar a malos pensamientos.