Un periodista me preguntó en días pasados por qué no se debe votar por Martín Torrijos. No es por motivos personales, pues el señor Torrijos se presenta como un individuo flexible y decente. Todo indica que es una persona de trato cortés, a quien debe haberle costado trabajo lidiar con la agresiva dirigencia de su partido, engendrada en las entrañas de la narcodictadura.
A pesar de su naturaleza cordial, Martín Torrijos es el candidato del PRD, una partido que representa la continuidad de la dictadura militar, con su secuela de corrupción y autoritarismo. El PRD jamás ha renunciado a su pasado corrupto y dictatorial, jamás ha pedido disculpas al pueblo panameño por los vejámenes y atropellos de que fueron artífices durante el régimen militar.
Por el contrario, se vanagloria de las pasadas actuaciones de sus "prohombres" (y mujeres), como lo demuestra la permanencia del "11" en su emblema partidario, representativo del golpe militar del 11 de octubre de 1968, contra un gobierno constitucional elegido por el pueblo. Ese cuartelazo contaminó el Estado panameño con dosis sin precedentes de venalidad y arbitrariedad y trajo luto, sangre y opresión a la familia istmeña.
Por todo lo anterior y por sus reiteradas intenciones de perpetuarse en el poder (la última vez a través de la reforma constitucional para permitir la reelección presidencial inmediata), el PRD constituye una amenaza para la democracia en Panamá. Por ello no debemos votar por el PRD ni por su candidato, Martín Torrijos.