Monseñor Emiliani, he entrado en el mundo de la política porque me sentí atraído por participar y contribuir en algo a cambiar la vida de mi país. Tengo la carrera de Derecho y Ciencias Políticas y me considero un buen profesional. Tengo cuatro socios en el bufete de abogados y ellos me ayudan a llevar unos casos míos y eso me da más libertad para estar en esto. En el Partido en que estoy inscrito se me ha dado cierta responsabilidad que me ha permitido meterme más de lleno en la vida interna de esta agrupación. He estudiado a fondo la filosofía del Partido y sus principios son para mi excelentes. Pero en estos dos años y medio de participación he podido constatar lo que son las intrigas, la división por intereses, el poder que ejercen los que tienen más capital en el Partido y lo poco que se estudian los principios e ideales de este grupo político. Hay personas que tienen ocupaciones de importancia en el Partido y cuando los oigo hablar no distingo ninguna postura ideológica y me da la impresión de que podrían estar en cualquier otro partido.
Y algo que me da mucha rabia es el de ver a un par de políticos de reconocida trayectoria corrupta, que se enriquecieron en puestos públicos y que los consideran grandes autoridades en el Partido. Ellos opinan sobre cualquier tema y tienen influencia de decisión. Yo he estado dispuesto en varias ocasiones a pedirles que expliquen la procedencias de sus fondos y que si no lo hacen, no tienen autoridad para hablar; pero unos amigos me han dicho que no lo haga, que no es prudente decir nada ya que son personas peligrosas. Creo que es mejor que me retire a mi vida profesional y privada y que deje este asunto para gente sin escrúpulos. Estoy muy joven todavía y mejor dedico mi energía a mi profesión de abogado.
Estimado amigo. La política como ciencia y como actividad es necesaria en nuestra sociedad. Justamente los ideales y principios que fundamentan las doctrinas de los diferentes partidos están encaminadas, con criterios diferentes, a favorecer el Bien Común. Se necesitan personas como tú, jóvenes preparados y honestos, para que vayan purificando el mundo político. Dios te bendiga y recuerda, que con El tú eres invencible.