Vivimos temerosos y aturdidos, llenos de continuos sobresaltos por noticias, rumores, hechos tenebrosos que ocurren en la esquina del barrio o en el confín del mundo. Por nuestra mente pasan inciertos fantasmas que llenan el futuro de muerte, fracasos, ruinas económicas, pérdidas de mil cosas que parecieran imprescindibles. "Ay de que pierda esto o aquello".
Para vivir en el presente, lugar en "donde ocurren las cosas" le proponemos: 1. Tomar conciencia de que el presente es el momento único que tiene usted para hacer algo, para vivir.
2. Vivir anclados en el pasado o en el futuro es estar "fuera de la realidad", con el peligro de terminar alienados, enfermos mentalmente.
3. Concéntrese en lo que está haciendo, diciéndose mentalmente mientras ocurren las cosas, "estoy tomando un café", "estoy hablando con mi hijo", "estoy conduciendo mi auto". Hay que estar conscientes en el "ahora", evitando andar distraídos, ya que la mente no funciona abstraída contemplando los fantasmas del miedo o del complejo de culpa.
4. Saber que el "presente", "el ahora" es el que decide su futuro. Todo acto tiene su importancia y su repercusión más adelante. Por lo tanto valore sus acciones, sepa que todo tiene consecuencias en su momento.
5. Si lo que le aturde son sucesos negativos del pasado causados por usted, pida perdón a los ofendidos si se puede y a Dios, corrija sus acciones para que no pase de nuevo aquello, y aprendiendo del pasado siga adelante y vuelva siempre a su realidad que es el "presente".
6. Sepa que el presente es el único momento donde puede encontrarse con Dios, con los demás, con la realidad, con usted mismo, y deje ya de perder "momentos maravillosos" por no estar concentrado en el "ahora".
Recuerde que Jesús le dijo a Zaqueo que se bajara de aquél árbol, "porque hoy me quiero hospedar en tu casa", no mañana ni dentro de un año. Hoy es el día de tu encuentro con el Señor.
En este momento El dice que te ama, que está contigo, que quiere entablar un diálogo cada vez más profundo de amor contigo y por eso, vive tu presente, adora al Señor y recuerda, que con El tú eres invencible. Amén.