El año escolar para 724 mil estudiantes panameños que acuden a escuelas y colegios del sector público inició ayer con un mes de retraso. Las quejas por las condiciones de algunos planteles se mantienen, pero eso no debe ser limitante para que los docentes y estudiantes hagan el mejor esfuerzo para lograr un efectivo proceso enseñanza-aprendizaje.
Cada año se presenta una situación similar con la rehabilitación de las escuelas, por lo que el personal de mantenimiento del Ministerio de Educación, debería tener una radiografía completa de eos problemas y así resolverlos con anticipación.
La comunidad también debe jugar su papel. Muchos planteles son blanco del vandalismo y robo, algunas veces frente a los ojos de muchas personas y no se hace la denuncia respectiva ante las autoridades competentes.
De igual modo hay que buscar nuevos materiales para confeccionar las sillas, pupitres y tableros en los colegios, de tal forma que no puedan ser destruidos ni removidos fácilmente. Cada año se invierten millones de dólares en esos rubros y se hace necesario cuidar lo que todos sufragamos con nuestros impuestos.
Aparte de todo el rosario de carencia que sufren los que asisten a los colegios y escuelas del sector público, lo más importante es la enseñanza que se imparte.
Esos 724 mil estudiantes que ayer llegaron ávidos de conocimientos merecen una educación de calidad y eso sólo lo puede brindar un docente comprometido con su trabajo y que se prepara a conciencia para dictar cada día sus clases.